Documental sobre Caracas recupera imágenes históricas encontradas en EEUU

Mañana viernes 28 de noviembre se estrenará en cinco salas comerciales de la capital venezolana el largometraje documental Corazón de Caracas, ópera prima de los realizadores Simón Toro y Octavio Rodríguez, en el que se muestra una panorámica histórica de la ciudad como punto de partida para analizar su transformación desde el siglo XIX hasta alcanzar su configuración actual y, finalmente, proponer reflexiones sobre posibles soluciones a algunas de sus problemáticas.

Uno de los principales valores agregados de esta película es el hallazgo de un abundante material audiovisual realizado desde los años treinta en adelante sobre Caracas y Venezuela en general, el cual reposa en la biblioteca del Congreso de los de los Estados Unidos, en Washington, y está a disposición del público de manera gratuita, según informaron los cineastas en conversación con el Correo del Orinoco.

Según adelantó Rodríguez, el documental tiene 50% de imágenes de archivo y de esa parte 30% es completamente inédita, proveniente de la biblioteca estadounidense. El resto es principalmente material fílmico de la Biblioteca Nacional, de la Cinemateca y, en menor medida, de registros venezolanos privados.

A decir del director Simón Toro, por lo general cuando se buscan archivos de imágenes en movimiento para ver cómo era Caracas a comienzos del siglo XX se consigue muy poco material, especialmente que no se haya usado antes, que no esté en manos privadas “y los que son de particulares cuestan mucho dinero utilizarlos”.

Con la intención de plasmar un buen registro de la transformación de la ciudad a lo largo de los años y desechando de antemano el fácil recurso de usar fotografías llegaron, casi por casualidad, hasta Michael Dolan, investigador estadounidense, que en solo una tarde recopiló unas tres horas de material audiovisual sobre Caracas, filmadas en distintas épocas, desde aproximadamente 1930 del siglo pasado.

“Nos dijo que había muchísimo más material sobre Caracas y sobre nuestro país y lo mejor es que es del dominio público, es completamente gratuito”, remarcó Toro.

Los cineastas no tienen idea del por qué ese material está ahí, ni saben exactamente la cantidad. Sin embargo, consideran que instituciones como la Fundación Cinemateca Nacional, por ejemplo, deberían ir hasta Washington “con unos cuántos discos duros para traer copia de todos esos archivos que deben formar parte de nuestro patrimonio audiovisual y de nuestra historia”, completó el director.

La urbe en la gran pantalla

A medida que cuenta la “involución” de Caracas, desde los cambios impulsados en tiempos de Guzmán Blanco hasta convertirse en la urbe caótica de la actualidad, el documental producido por Octavio Rodríguez analiza momentos neurálgicos de la transformación para acercarse a una posible respuesta al por qué esta capital es como es.

“En la película hacemos todo un recorrido buscando, primero, entender los problemas y las bondades que tiene Caracas, quisimos retratar el lugar, mostrarla tal como es con todos sus claridades y oscuridades para luego profundizar un poco en estos problemas”, insistió Toro.

Así, luego de mostrar los intentos de Guzmán Blanco por quitarle el ambiente colonial a Caracas, el filme se detiene en momentos emblemáticos en la transformación urbana de Caracas marcados por el éxodo rural del boom petrolero, la construcción de la urbanización El Silencio y el crecimiento de las edificaciones informales, entre otros.

Con esos elementos para el análisis, sumado a la relación de las caraqueñas y los caraqueños de la actualidad con su ciudad, la película hace un esfuerzo por dibujar caminos alternativos hacia la resolución de los problemas más apremiantes de la urbe.

La película se concentra especialmente en la conciencia ciudadana, la organización y el poder popular, estos dos últimos conceptos tan utilizados “que casi llegan a un punto en que no se sabe lo que significan exactamente”, en consideración del director.

Precisamente, una de las conclusiones que se asoma en este trabajo es la marcada influencia de la organización popular y la participación activa de la gente para conseguir una mejor configuración urbana.

En este mismo orden de ideas, a juicio de los realizadores la revisión histórica de la película demuestra que cuando las instituciones llegan con sus arquitectos y urbanistas para aplicar los “grandes planes de transformación urbana” sin consultar las necesidades de la gente, el resultado suele ser obras monumentales que seguramente no son tan necesarias y que modifican de forma negativa los modos de vida y las relaciones de la población con su entorno.

Octavio Rodríguez reconoce que Corazón de Caracas no es un documento medular para lograr la trasformación precisa para cambiar la ciudad ni es una obra tan ingenua como para pretender tener todas las respuestas a los problemas de la capital venezolana. “Las cosas que mostramos son pequeños intentos que si se multiplicaran y si todos nos esforzáramos podríamos salir del atolladero”, apuntó.

Otra característica apreciable del largometraje, según Toro, es que además de incluir voces arbitradas, el documental sirve de vitrina para mostrar la opinión y consideraciones de las caraqueñas y los caraqueños sobre su ciudad.

“Tengo la esperanza de que la gente aprecie eso de verse reflejados en la pantalla. Son los caraqueños viéndose a sí mismos y a su ciudad en el cine. Creo que ese es el principal atractivo de la película. Luego cada quién puede interpretarla como quiera. Principalmente esperamos que se aprecien las cosas positivas que se pueden hacer para no quedarnos en una permanente quejadera”, aspiró Rodríguez.

Por Ley

Gracias a la Ley de Cine, el documental Corazón de Caracas permanecerá al menos dos semanas en cartelera y, según del comportamiento de la taquilla, probablemente la obra rote dentro de los circuitos comerciales de Caracas y en otros estados del país.

Correo del Orinoco

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