Locos de amor navegaron en el Granma hasta Cuba para consolidar la revolución

Hace 57 años, un grupo de 82 expedicionarios a bordo del yate Granma, comandado por el joven Fidel Castro, desembarcaron en La Coloradas, provincia de Oriente (una de las seis provincias hasta 1976) de Cuba e iniciaron la última etapa que consolidaría el triunfo de la Revolución.

La acción marcó el nacimiento del Ejército Rebelde y el reinicio de la gesta libertaria armada cubana contra la opresión de la dictadura militar de Fulgencio Batista.

El yate había zarpado el 25 de noviembre del puerto de Tuxpan, en las costas mexicanas de Veracruz. Antes de partir, Fidel expresó: «Si salgo, llego; si llego, entro, y si entro, triunfo». Declaración que se convirtió en realidad en solo dos años que siguieron al desembarco.

Locos de amor por Cuba

Como «locos de amor» por Cuba calificó el líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, a la tripulación del Granma, entre los que se encontraba, además de Fidel, el actual mandatario de la isla, Raúl Castro.

Chávez recordó este evento en 2011, al cumplirse 55 años del desembarco, durante la Cumbre Fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se celebró el 2 y 3 de diciembre de ese año en Caracas.

«Un día como hoy, hace 55 años, yo tenía año y medio de haber nacido, apenas comenzaba a caminar, desembarcó un grupo de locos de amor, por allá en una costa, venían en un barco, desembarcaron», recordó el líder revolucionario.

En esa oportunidad, añadió: «Saludamos a la tripulación de combatientes del Granma y aquí uno de ellos: Raúl Castro, uno de aquellos locos de amor, de aquellos tripulantes y combatientes del Granma que dio inicio, bueno, digamos que a la última etapa de la revolución liberadora de Cuba».

La victoria después del desembarco

Tal como lo anticipó Fidel, tras salir de México atracó en Cuba; al llegar, desembarcó y entró. Solo faltaba el triunfo.

Unos días después de su llegada, al pequeño Ejército Rebelde se fueron agregando campesinos, obreros y estudiantes. Con un grupo más nutrido, se enfrentaron a las fuerzas de la dictadura de Batista, teniendo las primeras bajas.

Tras ese hecho, los expedicionarios se dividieron en grupos y 18 de ellos resultaron prisioneros y asesinados. Estas experiencias le dieron fuerza a los revolucionarios para continuar la lucha. Bajo el mando de Fidel Castro se enfrentaron nuevamente, con mejores estrategias y organización, al Ejército de Batista que contaba con el apoyo de Estados Unidos.

Los revolucionarios, entre los que se encontraban, además de Fidel, su hermano Raúl, Ernesto «Che» Guevara, Camilo Cienfuegos, Ramiro Valdés y Juan Almeida, se apoderaron de las montañas. Cada uno de ellos comandaba a los combatientes rurales y dirigían a los jefes clandestinos en ciudades del territorio oriental, logrando llegar también al centro y occidente del país.

El 1º de enero de 1959 la lucha revolucionaria vio sus frutos al hacerse realidad la última frase de Fidel Castro antes de salir de costas mexicanas: «si entro, triunfo». Ese día, el Ejército Rebelde derrotó la dictadura de Batista, quien escapó, vía aérea, al exterior.

Tras esta victoria, el Gobierno revolucionario de Cuba fijó el 2 de diciembre como el Día de las Fuerzas Armadas Revolucionaras (FAR), sucesoras del Ejército Rebelde que llegó a bordo del Granma.

Edgar Romero AVN

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