La aurora del 7 de diciembre de 1998 anunció el nacimiento de la Patria nueva

Poco después de la medianoche del 6 de diciembre de 1998, fecha en que acaba de ser electo presidente de Venezuela, Hugo Chávez asumió, ante una multitud reunida en los alrededores del Teatro Teresa Carreño en Caracas, su compromiso con el país.

«Ese poder que ustedes me han dado, a mí no me pertenece, ese poder es de ustedes, ustedes guiarán el gobierno que no será el gobierno de Chávez, porque Chávez es el pueblo, será el gobierno del pueblo, el gobierno de las mayorías, el gobierno de la dignidad, el gobierno bolivariano, el gobierno venezolano, el gobierno patriótico, ustedes son los dueños de ese gobierno».

El comandante Chávez ganó la elección presidencial con 56,20% de los votos y una ventaja de más de 16 puntos sobre el segundo lugar, ocupado por el candidato de los partidos que se repartieron el poder en Venezuela por 40 años, fue tajante al definir el triunfo como una victoria del pueblo, como una gran victoria moral, una victoria para tener Patria verdadera.

«Ustedes saben que yo lo que soy es un soldado, y ahora como Presidente de Venezuela para nada va a cambiar esa condición: soldado de un pueblo, hombre de un pueblo, luchador de un pueblo, dispuesto a todo por el pueblo».

Unidad fue el primer llamado del presidente electo, al pedir a sus seguidores humildad y altura en la victoria. Saludó a quienes optaron por otras candidaturas, a los que no votaron, a quienes lo atacaron: «No guardo en mi corazón ni un milímetro de rencor, ni de odio, ni de sentimiento de revancha contra nadie, no puede haber odio en el corazón de un bolivariano… llegó el tiempo del amor».

«Este es un pueblo de paz, este es un pueblo de hermanos, este es un pueblo lleno de amor, que lo que quiere es paz, dignidad y justicia, que lo que nos mueve no es el odio sino el amor, lo hemos demostrado, contra los pronósticos y las guerras sucias se ha impuesto la verdad».

Reconoció el trabajo de Polo Patriótico y la respuesta del pueblo a su proyecto de país. «Vengo aquí a agradecerles, a darles mi corazón, mi compromiso, mi alma, y a decirles: unámonos todos porque hoy comienza otra gran batalla por la salvación de Venezuela».

Al hablar de unión no sólo se dirigió a los venezolanos sino también a los pueblos y gobiernos del mundo. Reafirmó que Venezuela trabajaría para forjar y reforzar los lazos de amistad con otras naciones: «En primer lugar con los pueblos de América Latina y el Caribe, con los pueblos bolivarianos y con todos los pueblos del continente americano».

Digno y últil

Como celebración de la victoria sugirió que ondeara la bandera de Venezuela y se escuchara el Himno Nacional. Refirió el inmenso estado de pobreza del país y dijo: «No hay espacio para grandes celebraciones» hasta que haya Patria verdadera.

Recordó el «por ahora» del 4 de febrero de 1992 y dijo que esa expresión se había convertido casi 7 años después en «llegó la hora».

«Está naciendo Venezuela de nuevo, la resurrección de Venezuela está en marcha y nada ni nadie podrá detenerla, tendremos Patria de nuevo, gracias a Dios y gracias al coraje y a la valentía del noble pueblo venezolano».

Al rememorar su dedicación al pueblo desde el 4F, la prisión de Yare, y su recorrido por el país en los cinco años posteriores a su salida de la cárcel, hizo un nuevo pacto: «A partir de hoy mi entrega será completa, total, absoluta, yo les pertenezco a ustedes, ustedes son los dueños de Hugo Chávez».

«Jamás me despediré de ustedes», dijo antes de anunciar: «Me verán recorriendo las calles, los barrios, visitando los liceos, las universidades, los hospitales, los centros de estudios, los campos donde siembran los campesinos».

«Los amo a todos, adelante, siempre adelante, rumbo a la Patria buena, cuando salga el sol estará naciendo la Venezuela nueva».

Horas antes, en rueda de prensa, había respondido cómo le gustaría que lo recordaran al dejar el gobierno: «Al final de todo esto, sentado a la orilla del camino, me bastará, más allá de todo lo demás, que el pueblo venezolano diga: Hugo Chávez fue un hombre digno y útil a su país, más nada, sencillamente así».

AVN

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