Amor y formación reciben pacientes de la Misión Negra Hipólita

Los pacientes de la Misión Negra Hipólita reciben amor y formación desde el primer momento en que le permiten a los servidores de este proyecto social ser parte de su vida para un cambio radical.

«Llevo ocho meses en la Misión y me siento muy bien, gracias a Dios. Mi vida es diferente ahora, hago deporte, aprendo sobre cultura y hago repostería, porque nos enseñan a todos sobre todas las cosas que ofrece la Misión», contó Miguel Oliveros, uno de los jóvenes rehabilitados por medio de este programa social, creada el 14 de enero de 2006.

Durante una transmisión de Venezolana de Televisión, Oliveros exhortó a la población a la práctica de una disciplina deportiva, «porque te mantiene fuera de las drogas y de situaciones malas. Hagan teatro, repostería y lo que les guste para que no tengan tiempo de ocio».

En tanto, Jesús Lezama, un adulto mayor que encontró en Negra Hipólita la salida a su mundo de oscuridad y vacío, manifestó que luego de 11 meses en proceso de recuperación se siente «renovado, muy contento y agradecido por todas las personas que me han ayudado».

«Les sugiero a quienes todavía se encuentran en situación de calle que acudan al llamado de esta Misión. Hoy yo puedo ver el cambio», destacó.

El presidente de la Misión Negra Hipólita, Walter Gavidia, sostuvo que desde el momento en que un ciudadano llega para recibir ayuda se le hace terapia y educa en materia de convivencia para que se sienta en familia con el resto de sus compañeros.

«Hay horarios establecidos para las cosas, como limpieza, lavandería y normas de convivencia dentro de las habitaciones», relató.

Resaltó que las personas aprenden el oficio de la siembra artesanal y los que quieren especializarse pueden ser remitidos a centros en el interior del país, donde se ofrece preparación en el área agrícola.

«También hay un personal exclusivo que se dedica a la orientación en materia deportiva, contamos con gimnasio y un equipo que los impulsa a la práctica del deporte», contó.

Una de las filosofías con las que se trabaja a diario en la Misión es que todos tienen que aprender música, panadería y cultura artesanal, por considerarlas factores que inciden en la transformación del ser humano.

AVN

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