Un gran éxito político tuvo la insurrección militar del 4 de febrero de 1992 contra la decadencia del sistema político puntofijista, destacó este martes el general en jefe Henry Rangel Silva, militante revolucionario y protagonista de esa gesta, de la que se cumplen 22 años.
En entrevista concedida al programa Toda Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión, indicó que el tiempo le dio la razón a esa rebelión, que fue necesaria para decir al mundo que en ese entonces las condiciones de Venezuela eran terribles y produjeron que un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas se manifestara en contra de esas condiciones.
La gesta revolucionaria del 4 de febrero de 1992 fue liderada por el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías, quien en compañía de otros militares se alzó contra el sistema político, a través del plan denominado Plan Zamora.
«Había una necesidad de insurgir y de decir al mundo que en Venezuela las cosas no estaban bien y que el gobierno estaba a espaldas del pueblo, a la sociedad», recalcó Rangel Silva, en referencia a la administración de Carlos Andrés Pérez.
La Rebelión del 4F no logró su objetivo en ese momento. Ese día, Chávez, junto a un grupo de militares, asumió públicamente su responsabilidad en los hechos, se dirigió al país a través de los medios de comunicación y manifestó el célebre «por ahora», que se convirtió en la esperanza de un pueblo.
«Esa lucha permanece porque es una lucha por una revolución», resaltó Rangel Silva y destacó que ahora se ven los resultados del éxito político de la Rebelión del 4 de febrero de 1992: «Tenemos un país completamente diferente, un país con otro rumbo, donde el pueblo y la Fuerza Armada son una unidad monolítica, donde las condiciones sociales han cambiado de una manera extraordinaria».
«Eso buscaba la rebelión militar: cambiar las condiciones sociales. No se logró en el momento, pero (actualmente) se está logrando y se se seguirá logrando con la revolución», expresó Rangel Silva, quien hace 22 años tenía a su mando 100 soldados, aproximadamente, cuyas familias también vivían las consecuencias del sistema político excluyente impuesto por el gobierno de Pérez.
