Hace 151 años nació Arturo Michelena, uno de los más grandes pintores venezolanos del siglo XIX

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Este lunes se conmemora el 151° natalicio del artista valenciano Arturo Michelena, considerado como uno de los más grandes pintores venezolanos del siglo XIX.

Bautizado como Francisco Arturo Michelena Castillo nació el 16 de junio de 1863; sus primeros pasos como artista los dio a 14 años de edad, de la mano de su padre Juan Antonio Michelena, también pintor.

Entre sus primeras obras destacan: “Cupido Dormido”, “Brayan Triana”, “Judit y Holofernes” y “Un rayo de luz”; sin embargo, perfeccionó sus técnicas artísticas con la francesa Constanza de Sauvage.

El esplendor de su carrera como artista rindió frutos al abrir la Academia de Arte de Valencia en 1879, con el fin de satisfacer la demanda que tenían sus obras.

En 1883, el Gran Salón del Centenario del Nacimiento del Libertador Simón Bolívar, en Caracas, presentó una de sus famosas obras “La entrega de la bandera al batallón sin nombre”, lienzo que lo hizo acreedor del Segundo Premio.

Tras ser becado, el artista viajó a París con Martín Tovar y Tovar, para cursar estudios en Artes Plásticas en la Academia Julian. Estando allá, entre 1885 y 1889, Pinta sucesivamente: “Una visita electoral” (1886), “La caridad” (1887), “La joven madre” y “Carlota Corday” (1889), y obtiene, con este último cuadro, exhibido ya en el salón, una Medalla de Oro en la Exposición Universal de París (1889).

Ese mismo año, regresó inesperadamente a Venezuela y fue recibido con muestras de júbilo. Tras una temporada de éxito social en Caracas, celebra matrimonio con Lastenia Tello Mendoza y retorna a París para iniciar el tercer período de su carrera.

En esta segunda estancia en París pinta “La vara rota” (1892) y “Pentesilea” (1891). obras principales de éste período. Habiendo contraído tuberculosis, retorna a Venezuela en 1890 por consejo de sus médicos; el éxito le espera en Caracas donde realiza un lienzo en honor a José Antonio Paéz, primer presidente venezolano.

Se hace retratista de moda y pintor oficial y es objeto de toda clase de agasajos. Pero su salud, cada vez más resentida, apenas le permite consagrarle esfuerzo a obras ambiciosas como: “Miranda en la Carraca” (1896), que representa a Francisco de Miranda preso en el Arsenal de La Carraca en San Fernando, Cádiz, en donde murió en 1816. Otras obras: “Asesinato de Sucre en Berruecos” (1895), el “Descendimiento” (1897) y “La última cena” (1898). Varias de sus obras quedaron inconclusas.

RNV

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