Informales aún venden artículos regulados

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“Hay que ponerles un parao. ¿Cómo es posible que uno no encuentre en los comercios lo que busca y los buhoneros sí lo tienen y de a bultos? Por eso es que hay tanta escasez. Ellos elevan el precio en un 300%. Es el pan de cada día. No es justo, ya está bueno, esto se tiene que acabar”.

La expresión fue de Nancy Arroyo tras preguntarle a un comerciante de la economía informal en la calle México de Catia el precio de un kilo de detergente el polvo.

“Te lo dejo en Bs 80” fue la respuesta del ciudadano que portaba un bulto recién abierto repleto de ese producto que además es uno de los regulados por el Gobierno Bolivariano para combatir el contrabando y la especulación.

Champú; suavizante y enjuague para la ropa; desodorante en barra, líquido, gel o aerosol; pañales para bebés tallas P, M, G, XG, XXG; toallas sanitarias; aceite de  maíz y afeitadoras se observaban ayer en los alrededores del mercado de Catia. Sin embargo no eran vendidos precisamente en los locales, farmacias o tiendas, sino por trabajadores de la economía informal con precios elevados.

Las acciones evidencian el incumplimiento del decreto presidencial 1348 que prohíbe desde el 1° de noviembre de 2014, al comercio informal la reventa de productos regulados (artículos de primera necesidad, medicamentos y alimentos).

La Superintendencia de Precios Justos (Sundee) realizará registro y ventas supervisadas a los comerciantes informales que expendan en las calles productos regulados de primera necesidad, esto como un mecanismo para combatir la especulación causada por la guerra económica.

Las tres fases de la supervisión se aplicarán a todas aquellas personas que ejerzan este comercio.

La primera de estas etapas es la divulgación e información, la segunda el decomiso de la mercancía y la tercera es sancionar penalmente al infractor.

Aunque han pasado varios días de la puesta en marcha de la medida de protección al consumidor, el desacato de este sector de la economía es visible para los compradores que acuden a ellos con el propósito de  satisfacer sus  necesidades.

“¿Qué está pasando? Cuando no encuentro algo no me queda más remedio que comprarlo a los revendedores porque tengo la necesidad. Todos los días camino por el bulevar y he visto cuando el Gobierno viene a hacer las inspecciones pero casualmente ese día los buhoneros no están. Hay que revisar eso”, añadió Arroyo.

FALTA MÁS CONCIENCIA DE CLASE

Sobre bolsas negras apoyadas en el suelo en la calle México se apreciaba gran cantidad de champú de tamaño regular que era expendido entre Bs 90 y 100 dependiendo de la marca.

El costo de un paquete de afeitadoras desechables de tres unidades rondaba los 100 bolívares, mientras que un bulto de 48 pañales superaba los 400 bolívares.

Los precios con que venden los informales en el bulevar de Catia es el mismo en su mayoría.

Las acciones de estos comerciantes iban dando cuenta de una marcada desconsideración hacia el pueblo,  pues quienes compran en las zonas populares es la gente humilde que obtiene con su esfuerzo un salario mínimo o un poco más, pero que debe sujetarse a la necesidad y comprar más caro,  lo que va en detrimento de su ingreso familiar.

Los ejemplos de especulación afloraban. Otra de las trabajadora explicaba a rienda suelta a un interesado los precios con los que expendía su mercancía.  “180 cuesta el jabón en polvo de 2 kilos 700 gramos, el mazeite pequeño lo tengo en Bs 80 y las toallas sanitarias varían entre Bs 60 y 80. Depende del tipo y de la marca también”.

El comprador refirió que el jabón en polvo tenía un precio ajustado de casi 33 bolívares, demostrándole que el aumento de este rubro en las manos de informales  podía ser de hasta cinco veces más su precio. La explicación cayó en soco roto porque la vendedora le sugirió: “si te parece caro no te lo lleves”.

Unos metros más adelante había jabón de baño, tanto líquido como en panela. En ese punto se detenía la gente a preguntar su valor.

“Te dejo el tripocho (paquete de tres unidades) en Bs 100 para que te lo lleves”, dijo un joven vendedor, quien completaba su mercancía con un bulto de jabón en polvo en presentación de  un kilo bajo un costo de Bs 80.

El desodorante no faltaba en las mesas improvisadas de los comerciantes que invaden ciertas áreas para especular.

El Speed Stick para caballero, que está regulado en Bs 35 en los establecimientos, era revendido en Bs 110. El de dama que era el más buscado aumentaba su costo.

Delia Garcés, quien asegura desplazarse por la zona diariamente, manifestó su apoyo a la medida del Gobierno Bolivariano.

“Pero hay que hacer una revisión a fondo de este fenómeno que afecta nuestro bolsillo y que no sabemos donde se origina, porque de lo contrario seguirá la venta ilegal, la especulación y el acaparamiento”, recalcó.

EN QUINTA CRESPO TAMBIÉN ESPECULAN

A pesar de que la cantidad de comerciantes informales eran mucho menor que en el bulevar de Catia, en los alrededores del Mercado de Quinta Crespo, la realidad era la misma.

“Eso te lo irá a comprar otro, pero yo no. No abusen, no abusen”, repitió una mujer sorprendida por los altos costos que caminaba con una niña en brazos y que buscaba pañales y toallitas húmedas.

En ese lugar los precios eran aún más elevados. Un paquete de 20 pañales era expendido en Bs 200.

Ciudad Caracas

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