Brasilia, República Federativa del Brasil. Este primero de enero del año 2015 Nicolás Maduro, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, llegó a Brasil para asistir a los actos oficiales de la toma de posesión del segundo mandato de Dilma Rousseff como presidenta de Brasil.
A su llegada al aeropuerto de Brasilia Maduro fue recibido por la embajadora de Venezuela en Brasil, María Lourdes Urbaneja. El Presidente llegó acompañado por la primera combatiente Cilia Flores e integrantes de su gabinete ejecutivo.
De allí se trasladó a su sitio de hospedaje donde saludó a los cancilleres de Palestina, Riad al Malki y de Turquía, Mevlut Cavusoglu con quienes coincidió al llegar al lugar.
Se espera que cerca del mediodía (Hora Local de Venezuela) inicien los actos de investidura a los que han confirmado su asistencia más de un centenar de autoridades internacionales, entre las que destacan más de 20 presidentes.
Se tiene previsto que el Presidente de Venezuela asista a la sede del Gobierno de Brasil, el Palacio Planalto, donde se desarrollarán los actos oficiales.
En Brasilia el pueblo y diversas organizaciones sociales han desbordado las calles para manifestar su apoyo a la Presidenta de Brasil.
Venezuela y Brasil son socios estratégicos que mantienen proyectos en diversas áreas, como la económica, energética, cultural, infraestructura, ambiental, alimentaria y científica, entre otras.
Venezuela, por su ubicación geográfica, representa un socio vital para Brasil, sobre todo para dinamizar el comercio e intercambio de bienes y servicios de la zona norte de Brasil. Además Venezuela es la puerta de entrada y salida al mar Caribe; y ambas naciones poseen las mayores reservas de agua y biodiversidad en la región.
Maduro ha asegurado que la integración bilateral representa un gran empuje para la región en los distintos organismos de cooperación internacional, como la Celac, Unasur, Mercosur, Alba y Petrocaribe, donde ambos países aportan voluntades para convertir al continente en un gran bloque de cooperación integral.
Por Marvyn Bolívar
