Tuvieron que pasar 44 años para que Morochito Rodríguez pudiese entregar el testigo a una nueva generación de oro olímpico para nuestro país y el que tuviese que transcurrir ese tiempo no es resultado de la casualidad. Ya sabemos de la desinversión absoluta que hubo en materia deportiva por parte del Estado venezolano hasta la llegada de la Revolución. Antes no había nada y ahora hay un trabajo creciente. No se puede tapar con un dedo la creación de un Ministerio del Deporte, la aprobación de una Ley del Deporte a favor del empoderamiento de atletas y entrenadores, la creación de escuelas de talento deportivo, de ligas deportivas en el sistema estudiantil, etc.
Es importante entender que los Juegos Olímpicos son sólo el momento final del ciclo, el momento más importante y de mayor relevancia internacional tal vez, pero no el único. La alegría que sentimos hoy es el resultado de todo un esfuerzo que se da desde hace más de cuatro años y que ha pasado por múltiples pruebas. Aspectos físicos, psicológicos, económicos, geográficos e incluso políticos (aunque muchas veces no lo queramos así) influyen en el desempeño de un atleta en una competencia.
Las declaraciones de Limardo con respecto a la ruta para conseguir el oro fueron contundentes: visualización del momento, preparación consciente, y corazón puesto en la competencia, son parte de la fórmula para un desempeño exitoso. Pero no son lo único. El atleta requiere de una estructura que lo soporte desde el primer momento y más allá del final. Un apoyo que se transforma en moral y frente en alto. Y así han sido la mayoría de nuestros deportistas en esta justa. Lamentablemente, algunos no llegaron a tener lo necesario al principio de sus jóvenes carreras por haber sucedido en un momento de desinterés deportivo de nuestro país y otras preocupaciones copaban las mentes de la dirigencia deportiva venezolana e incluso, del pueblo todo. Pero ya llegó el tiempo del respaldo sincero a nuestro atleta y con ello, el tiempo del éxito para nuestros criollos y el momento de las alegrías para nuestro pueblo. Este es el comienzo de una gran lucha en la que sabemos triunfaremos porque tenemos la verdad y el amor patrio de nuestro lado ¡Viva nuestra generación de oro!
Andrea Hermoso/Ciudad CCS
