«Maduro, el líder de la resistencia». Por Numa Molina

Hace días, vi un documental sobre el presidente Maduro titulado “el Presidente de las dificultades”. Acucioso trabajo hecho con gran profesionalismo por el documentalista e investigador Daniel Quintero. Me parece muy acertado el título, inspirado probablemente por el cineasta Luis Alberto Lamata y su reciente película, “Bolívar el hombre de las dificultades”.

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Ahora bien, mientras escribo estas líneas, procuro releer, al calor de la espiritualidad cristiana, todo lo que ha significado para la vida de las y los venezolanos el año 2016. Una suerte de carrera con obstáculos difíciles en la que el primero en recibir los golpes ha sido el propio presidente Nicolás Maduro y el mayor afectado el pueblo venezolano, los hombres y mujeres de a pie, que somos la mayoría.

Me quedo rumiando la palabra dificultades y coincido con Daniel Quintero, es verdad que Maduro es el Presidente de las dificultades y se necesitaría tener una gran dosis de mezquindad para no reconocerlo. Pero no basta pensar en Maduro como el hombre de las dificultades, yo voy más allá, y es que la dificultad sostenida y enfrentada, como lo ha hecho él, no es posible sin una gran capacidad de resistencia. Maduro, en esta carrera sin tregua de dificultades, se ha convertido en el líder de la resistencia revolucionaria venezolana. Alguien que empecinadamente se niega a aceptar que el Plan de la Patria dejado por el comandante Chávez sea destruido a cambio de intereses personales de dentro y fuera del país. Para afrontar las dificultades en el tiempo, se necesita resistir y no es posible hacerlo sin una gran dosis de espíritu y convicción en lo que se cree. Solo los hombres y mujeres que creen en sus convicciones son capaces de llegar hasta el final. Son aquellos que creen en sus potencialidades y en la fuerza misteriosa que Dios da a quien se la pide. Esos, “los que luchan toda la vida” son los imprescindibles, como dirá el dramaturgo y poeta alemán Bertol Bretch.

Resistimos porque hay resistencias, resistimos cuando queremos hacer el bien y las fuerzas del mal se levantan de mil maneras para impedir que el bien acontezca. Nicolás ha debido superar resistencias ante el antagonismo interno y externo. Ha tenido que resistir las arremetidas de los adversarios y hasta de los propios correligionarios políticos que se dicen chavistas o de izquierda. Es hasta indignante escuchar discursos de algunos partidarios del socialismo del siglo XXI colocando palos a las ruedas de la carreta y echando culpas al presidente Maduro, como si no les bastara con las emboscadas cotidianas que durante este año le han montado sus adversarios.

Escribo estas líneas terminando el año 2016. Gratitud al presidente Maduro por su valentía en la resistencia, por su servicio incansable al pueblo venezolano, al tiempo que lo animo a seguir la lucha, a seguir su apuesta por el diálogo y una paz con justicia. Gratitud a hombres y mujeres de gobierno que han cumplido a cabalidad con su deber, gratitud inmensa a los millones de líderes y lideresas anónimos que han gastado sus vidas durante todo el año en la lucha comunitaria, ellos conforman el protagonismo popular más genuino.
Gratitud también a aquellos miembros de la oposición que, con sindéresis, han sabido comprender el momento político que vive Venezuela, son pocos pero los hay con gran altura política. Presidente Maduro, siga premiando la eficiencia e identificando a quienes no hacen el trabajo por usted encomendado, es el único modo como lograremos consolidar un inmenso equipo de hombres y mujeres cuyo único objetivo sea servir a la patria y no servirse de la patria. Que la ternura de Dios Padre, el amor de Cristo y la fuerza del Espíritu sigan bendiciendo a Venezuela para que, en 2017, consolidemos los afectos, a pesar de nuestras diferencias, porque el amor a esta tierra que nos vio nacer será siempre el vínculo que nos une a todas y todos.

Numa Molina

RNV/ Prensa Mippci

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