Es del conocimiento público el informe, perteneciente al archivo de correos de la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, donde la subsecretaria para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Roberta Jacobson, en 2010, recomendaba “no alabar” al Gobierno venezolano por realizar capturas y deportaciones de capos del narcotráfico colombiano, requeridos por la justicia estadounidense.
En 2010, el Gobierno Bolivariano de Venezuela logró la captura y deportación de los capos colombianos Carlos Alberto Rentería Mantilla (alias Beto Renteria), Carlos Ojeda Herrera y Luis Frank Tello Candelo, entre otras 21 que se concretaron justo cuando Tareck El Aissami era ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia.
En el documento desclasificado, Jacobson resalta que “si bien nuestra cooperación con Venezuela es casi inexistente (…), elige en ocasiones hacer arrestos significativos y entregarnos a los individuos”.
Jacobson reconoce explícitamente que, independientemente de la motivación de Venezuela, es una acción «objetivamente buena que estas tres personas se enfrentan a la justicia por sus crímenes en los Estados Unidos».
La funcionaria estadounidense afirma “damos la bienvenida a la acción venezolana, pero ten cuidado de no alabarles por tomar acciones que deberían hacer de todos modos”.
Lo que no conocía el gabinete ejecutivo estadounidense es que el Gobierno revolucionario venezolano no esperaba ninguna alabanza ni reconocimiento, cumplía con su deber, a pesar de no tener relaciones de cooperación con EEUU y lo hacía por principios éticos y, sobre todo, por ese inagotable impulso de amar la patria, por encima de intereses mezquinos y cipayos.
Prensa Mippci
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