Hoy, se cumplen 123 años de la muerte de «El Apóstol» de la Independencia de Cuba y de la Patria Grande, José Martí, el 19 de mayo de 1895, quien fue un brillante político republicano, escritor, periodista, filósofo y poeta cubano, de conciencia universal y espíritu profundamente bolivariano.
Se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras. Ejerció la docencia en el área de la Literatura y la Historia de la Filosofía en la Escuela Normal de Guatemala.
Estuvo exiliado en Nueva York, donde obtuvo gran renombre como intelectual por sus ilustres artículos publicados en los medios más reconocidos de su tiempo, La Opinión Nacional, de Caracas, La Nación, de Buenos Aires y El Partido Liberal, de México. Además, fue uno de los precursores del modernismo literario hispanoamericano.
Considerado padre de la nación y de la Independencia de Cuba, fue el ferviente hacedor del espíritu de rebelión y de la identidad y nacionalidad de los cubanos.
En su vasta obra, se destacan proclamas, discursos, manifiestos, comunicaciones, dedicatorias, cartas, correspondencias periodísticas, crónicas, artículos, ensayos, narraciones, obras de teatro, poemas, semblanzas biográficas, traducciones, dibujos, borradores, fragmentos de escritos y cuadernos de apuntes, conocidos como los Cuadernos Martianos.
Desarrolló una visión humanista, revolucionaria y universal. Trabajó temas formativos de referencia obligatoria, sociales, antropológicos y filosóficos, sobre la patria, la humanidad, la cultura, que conforman el ideario latinoamericano y dejan un brillante aporte regional al pensamiento universal.
Se destacó como un prematuro de la sociología, adelantado a su tiempo, incansable precursor del mejoramiento humano y de la libertad y emancipación social.
Fundó el Partido Revolucionario Cubano y organizó la Guerra de Independencia de Cuba, en la que enfrentó al Ejército español en la Batalla de Dos Ríos, en la que murió, dejando su legado de conciencia, crítica unidad, integración, y resistencia por la independencia y la soberanía de su patria y de toda la América Latina y bolivariana.
Ser humano es un ser cultural y espiritual, y esto depende de la formación básica de la persona, del cultivo de valores, del idealismo, las convicciones y prácticas altruistas; en este sentido, cualquier acción justa y sustentada en principios altruistas y nobles de engrandecimiento y desarrollo de la tierra en que hemos nacido.
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