El presidente cubano para 1997, Fidel Castro, junto a su hermano y ministro de Defensa, Raúl Castro, y la plana mayor del Partido Comunista de Cuba recibieron aquel 12 de julio del mismo año, con honores militares las cuatro cajas cubiertas por la bandera cubana, donde se encontraban las osamentas del Che Guevara y de otros tres guerrilleros cubanos que cayeron con él.
Una de las hijas del Che, Aleida Guevara, médica igual que su padre, habló en aquel momento en nombre de todos los familiares antes de entregar los restos de los guerrilleros al Presidente Cubano Fidel Castro.
Aleida recordó: «Hace más de treinta años nuestros padres se despidieron de nosotros, partieron para continuar los ideales de Bolívar, de Martí: un continente unido e independiente, pero ellos tampoco lograron ver el triunfo.»
Los restos del Che y de los cubanos que cayeron junto a él en Quebrada del Yuro fueron encontrados por científicos cubanos y argentinos en una fosa común el 28 de junio pasado en las cercanías de una vieja pista aérea de Vallegrande, en Bolivia.
En la fosa estaban enterrados, además del Che, los cubanos Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho), René Martínez Tamayo (Arturo) y Orlando Pantoja (Olo), junto con los bolivianos Simeón Cuba (Willy) y Aniceto Reinaga (Aniceto) y el peruano Juan Pablo Chang-Navarro (El Chino).
El cadáver, de acuerdo con el informe del equipo, carecía de manos, registraba un alto contenido de formaldehído, y llevaba ropa y elementos compatibles con los que se supone que tenía al momento de ser enterrado (se encontró cubierto con una chaqueta que en uno de los bolsillos tenía una bolsa con picadura de tabaco de pipa). El antropólogo Héctor Soto realizó el examen físico que mediante la definición de los rasgos frontales se pudo identificar al Che.
Uno de sus compañeros de la Sierra Maestra, el comandante de la revolución Ramiro Valdés, recogió los esqueletos para llevarlos a la isla en un vuelo especial de Cubana de Aviación.
El destino final de los restos del Che y de sus compañeros de guerra cubanos, quienes murieron con él, fueron trasladados al Mausoleo ubicado en la ciudad central de Santa Clara, a unos 300 kilómetros de La Habana, el 17 de octubre de 1997.
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