Juan no volvió

Justo cuando cumplía 54 años su familia halló Juan Rodríguez en la morgue. Desde el 13 de enero estaba desaparecido. Aunque no quería ni pensarlo, en lo más íntimo de mi ser temía lo peor. Juan había sido mi amigo desde los tiempos en que trabajamos juntos en el diario El Globo. En aquellos días Juan era un caricaturista reconocido, frecuentemente homenajeado con premios. Yo apenas me iniciaba en el periodismo. Admiraba su trazo, el uso del color, sus chistes locos y repletos de una crítica mordaz. Para mi era un orgullo que su trazo acompañase algún artículo mío. Cuando abandoné El Globo y decidí independizarme no acabó nuestra amistad. Muchas tardes charlamos en el Gran Café. Me gustaba, porque era una rara oportunidad de hablar sobre el mundo con ojos críticos. Muchas veces nuestras posturas no coincidían, pero siempre respetamos nuestra manera individual de entender este extraño planeta que nos tocó compartir.

En aquellos tiempos Juan se había independizado de la vida supervisada por su mamá, y compartía un lindo apartamento con unos amigos. Algunas veces lo visité. En esos tiempos parecía ser feliz. Pero su mundo interno, cargado de personajes locos, lo iba devorando y poco a poco se empezó a desprender de la realidad. En momentos, nos abandonaba completamente, pero siempre volvía. A veces, ese extraño mundo me asustaba. Pero seguimos queriéndonos. Cuando se fundó La Red, las caricaturas de Juan se fundieron con la estética de una publicación que trataba de expresarse en un mundo a veces agobiante. Juan, iba, se perdía en ese mundo extraño, pero siempre volvía. Entonces nos íbamos a tomar un café, o comíamos en un restaurante chino. No sé por qué, pero hasta llegué a pensar que Juan siempre volvería y que su extraño mundo que nos lo arrebataba, siempre lo devolvería. Pero no fue así, y finalmente Juan no volvió…

Su legado
Juan Rodríguez, diseñador, ilustrador y caricaturista con más de 30 años de trayectoria, en sus últimos tiempos trabajó en Ciudad Caracas. Le gustaba mucho su trabajo, y tengo que reconocer que supieron entender su mundo alucinante, y hasta final estuvieron con él.

Desde el pasado 13 de enero estaba desaparecido y sus familiares no cesaban de buscarlo. “Muchos pensaron que se trataba de otra de las suyas, ya que siempre aparecía y desaparecía repentinamente de los lugares que visitaba”, reseñaría CCS en el reportaje que publicaron cuando se supo su muerte.

Juan nació el 19 de febrero de 1958, en Punto Fijo, estado Falcón. Estudió Antropología en la Universidad Central de Venezuela y Diseño en el Instituto Politécnico de Designe di Milano, en Italia.

Cuando regresó a Venezuela, militó en la Liga Socialista, y comenzó a trabajar como diseñador e ilustrador en varios medios impresos de Caracas.

Entre 1989 y 1992 trabajó en el Instituto Municipal de Aseo Urbano (IMAU) para pintar murales en más de 80 barrios de Caracas. Y trabajó en el desaparecido diario El Globo. Sus caricaturas no sólo le dieron vida a La Red, sino que llenaron de color innumerables libros infantiles, periódicos alternativos y comunitarios. Hasta guías culinarias se vestían con su trazo inconfundible.

La poesía también era una de sus pasiones, tanto que en 2008 publicó el poemario Luna de Neón. A Juan le gustaba crear seres hechos de tinta y bits. El 22 de enero de 2010 creó el personaje Chicko, el gato extraterrestre, que analizaba temas políticos, culturales y sociales de Venezuela.

Otros de sus personajes fueron Gadra, la esposa de Chicko, una gata terrícola que le gustaba opinar sobre las relaciones de pareja; Tozti, una paloma blanca que representaba el pacifismo; así como Huang y Karla, dueños del gato, él irreverente y ella conservadora; y el ratón que era la avaricia y la búsqueda del poder, entre otros

Verónica Díaz Hung

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