ESPECIAL | Teletrabajo en cuarentena, un desafío para el que nadie nos preparó

Prensa Presidencial

Palacio de Miraflores, Caracas.- El límite que existiera entre trabajo, ocio y vida familiar lo borró de un plumazo un enemigo imposible de avistar. Desde que quedarse en casa es clave para detener el contagio del Covid-19, el trabajo continúa a distancia, los negocios y emprendimientos se desarrollan al interior del hogar.

En espacios improvisados, muchas veces compartidos con parejas e hijos, empleados públicos y privados practican el teletrabajo de manera obligatoria para mantener la producción en medio del confinamiento y la incertidumbre provocada por la emergencia sanitaria.

“Nos cambió el esquema definitivamente”, destaca la periodista y locutora Anaís Pérez, quien cinco meses atrás trasladó sus actividades laborales a su domicilio, luego de que se decretara cuarentena radical en Venezuela.

Esta modalidad brinda autonomía y flexibilidad horaria, reduce gastos económicos y ahorra tiempo al no requerir el desplazamiento de los trabajadores. En tanto, para las empresas ofrece mayores oportunidades de expansión geográfica, además de minimizar gastos relacionados con el alquiler de oficinas, servicios públicos y equipamiento. No obstante, reconfigurar la cultura laboral en un escenario de crisis sanitaria “es una situación desafiante”.

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Dado que se implementó de un día para otro, algunos no tenían dominio sobre plataformas tecnológicas, equipos adecuados o espacios confortables para realizar sus tareas habituales. En el caso del periodista Víctor Lara, quien dirige un equipo de comunicadores, continúa sus actividades desde el comedor de su vivienda.

“Al no tener sillas ergonómicas o un escritorio, prácticamente trabajo en el comedor. Entonces, sentarme más tiempo en la silla del comedor causa un poco de incomodidad, pero lo mitigo haciendo ejercicio para darle mayor movilidad a mi cuerpo”, indica.

Desde mediados de marzo, Lara organiza virtualmente las tareas del personal a su cargo a través de WhatsApp. Sin embargo, las limitaciones de equipos informáticos y celulares, sumado a la intermitencia de la señal de internet, lo empujó a llamar por teléfono “a personas cercanas (de los trabajadores) para dar una instrucción o una información que deban saber”.

“El acceso a la tecnología es un desafío. El trabajo a distancia requiere de acceso a internet, un ordenador y un teléfono de esos llamados ‘inteligentes’, yo logré solventar pero fue un duro golpe al bolsillo porque la institución donde trabajo no tiene la capacidad financiera para apoyarme”, enfatiza.

Estrés y ansiedad, enemigos del teletrabajador

Es una realidad para la que muchos no estaban preparados. De acuerdo con la psicóloga Matilde Aguilar, la transición al teletrabajo generó “un choque para adaptarse y afrontar los cambios de hábitos y rutinas, distribución del tiempo personal y adecuación del espacio para ejecutar sus actividades laborales”.

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Los altos niveles de exposición a riesgos psicosociales vinculados a condiciones físicas, control y autonomía, gestión y apoyo social o jornadas laborales “pueden afectar el bienestar, la satisfacción, el desempeño y la salud del trabajador”, puntualiza la directora de la especialización en Psicología Organizacional y de la Seguridad del Trabajo de la Universidad El Bosque de Colombia, Yolanda Sierra, citada por el periódico de economía La República.

Al entenderse como una “situación forzada”, descrita así por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el trabajo a distancia puede acarrear “ansiedad, estrés y manejo negativo de los estados emocionales que pueden desencadenar estallidos de ira, alteraciones de sueño y alimentación e incremento en el consumo de sustancias como tabaco, alcohol o medicamentos”, detalla Aguilar.

Desde su experiencia, Víctor Lara señala que “cada día es un nuevo reto”. Aunque reconoce que “los cambios emocionales influyen en las cosas que puedes desarrollar o no”, mantenerse en casa le permitió modificar algunos hábitos, retomar la práctica deportiva y dedicar tiempo a sus proyectos personales.

“Poco a poco uno se va conociendo y adaptando el tiempo a sus necesidades”, subraya.

Una mala adaptación además se traduce en “ataques de pánico, afecciones físicas como problemas de tensión arterial o impotencia y, en algunos casos, estados depresivos debido a la sobreexigencia”. Es ahí cuando el Síndrome de Burnout, igualmente conocido como síndrome del trabajador quemado, amenaza con aparecer.

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Este padecimiento caracterizado por agotamiento físico, emocional o mental, incide negativamente sobre la autoestima llegando a ocasionar pérdida de interés, sentido de la responsabilidad y depresión. Es un riesgo latente para el teletrabajador, cuya desconexión virtual se dificulta mientras las jornadas laborales se vuelven cada vez más extensas.

Conforme a las estadísticas del proveedor de servicios NordVPN, hasta dos y tres horas diarias se extiende la conexión de trabajadores europeos y estadounidenses. El tiempo de descanso disminuye, dado que “uno de cada cuatro empleados ha tenido que aplicarse en su tiempo libre para cumplir”, arroja una encuesta de Eurosat.

El sentirse cuestionados por directivos o la necesidad de demostrar altos niveles de productividad, aunado a que teletrabajar se malentiende como “disponible a tiempo completo” ante la imprecisión de los horarios flexibles, no permite que los empleados dispongan de periodos de recuperación.

El home office es un método solitario. La falta de interacción social intensifica la sensación de aislamiento, pérdida de identidad y de determinación que pueden repercutir en el rendimiento del trabajador.

“Las salas virtuales no pueden sustituir el valor social del trabajo, la dignidad y el sentido de pertenencia que nos proporciona”, sentencia el artículo Nada que ver con lo habitual: Cómo la Covid-19 puso de manifiesto el futuro del trabajo, escrito por la consejera técnica superior de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Susan Hayter.

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El teletrabajo también puede ser un reto cuando se tiene hijos. En este sentido, la psicóloga Matilde Aguilar explica que “dependiendo de las edades, ante la presencia física de los padres, no comprenden que no es su tiempo exclusivo”, lo que incrementa los conflictos dentro del hogar.

“En la mayoría de los hogares pueden haber problemas preexistentes a la pandemia que los define como disfuncionales, siendo otra variable que impacta en el desarrollo positivo del trabajo a distancia”, añade.

El desvanecimiento del límite entre trabajo y familia, sumado a la combinación de las actividades laborales con las enseñanzas educativas desde casa y el cuidado de los niños aumenta los niveles de estrés del teletrabajador.

Bajo este escenario, una estrategia que resulta efectiva es la buena comunicación, establecer acuerdos y responsabilidades, horarios, rutinas y espacios ambientados para desarrollar las actividades laborales.

Organización y planificación, claves para la adaptación

Aguilar destaca que, en líneas generales, las situaciones de riesgo para la salud mental relacionadas al teletrabajo pueden evitarse si existe “una preparación que incentive la motivación al cambio”, dado que “cuando se da la preparación, el individuo o el colectivo puede ser más adaptativo”.

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“He sentido incertidumbre, pero he tratado de manejarlo desde el punto de vista positivo, dando paso a los cambios. Este elemento disruptivo es un punto a favor, por ejemplo, me ha hecho querer adentrarme al tema de las redes sociales, enriquecer esa parte online que ha llegado para quedarse y que hay que manejar para nutrirse como profesional”, apunta la locutora Anaís Pérez, quien ahora transmite su programa de radio desde casa ante las restricciones de desplazamiento y medidas de distanciamiento físico.

Organización y planificación son dos conceptos útiles para sortear episodios de estrés o ansiedad derivados del teletrabajo. Aguilar recomienda definir los tiempos que se destinarán al trabajo y a las actividades domésticas, “respetándolos totalmente”.

“Crear rutinas y hábitos, parece tonto pero las personas se deben preparar como si salieran a trabajar: bañarse, vestirse o colocarse zapatos ya lo adecúa a una actitud para laborar. Si pasa todo el día en pijama o ropa de casa, su comportamiento será relajado y, entre otras cosas, baja la concentración y la disposición”, agrega.

Establecer objetivos diarios funcionó para Anaís Pérez. “He utilizado el método de plasmar cada cosa que voy realizando y el horario en que haré cada tarea porque, como nos sentimos en casa, corremos el riesgo de que se nos olvide alguna cosa”, recalcó.

Expertos sugieren mantener contacto con supervisores o compañeros de trabajo, así como desconectarse en horarios específicos reservados al descanso. De tener hijos, es pertinente dividir responsabilidades equitativamente entre los adultos y establecer acuerdos de convivencia familiares.

¿Cambio permanente?

El teletrabajo llegó para quedarse. De acuerdo con el diario británico The Guardian, el brote de Covid-1 “podría cambiar permanentemente los patrones de trabajo a medida que las empresas descubran que sus empleados no quieren volver a la oficina una vez que se levanten los cierres”.

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80% de las empresas estadounidenses mantendrán, al menos, “cierto grado” del teletrabajo, revela un sondeo de la Asociación Nacional de Economía de la Empresa (Nabe, por sus siglas en inglés). En tanto, 41,5% de las empresas españolas seguiría con el modelo de trabajo remoto en el futuro, refleja el documento Impacto económico de la Covid-19 sobre la empresa, elaborado por el Consejo General de Economistas y la Asociación de Graduados e Ingenieros Técnicos de España (Cogiti).

Apple y Google prorrogarán el trabajo a distancia hasta 2021, mientras que Twitter permitirá que sus empleados laboren indefinidamente desde sus casas. Por otro lado, Facebook estima que el 50% de su plantilla teletrabaje en un plazo de cinco a diez años.

¿Es oportuno? “En áreas que muestren eficiencia y eficacia sí”, considera la especialista Matilde Aguilar. Aún cuando supone desafíos, “con preparación, herramientas conductuales y recursos adecuados para el trabajo, puede generar mayor producción, calidad de vida y buen uso del tiempo personal a la sociedad sobreexigida que ha descuidado la familia”.

Prensa Presidencial / Karelis González

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