ESPECIAL | 4F: Grito de rebeldía y dignidad que despertó a un pueblo

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Palacio de Miraflores, Caracas.- 29 años de aquel “Por Ahora” que marcó el rescate de la Patria para siempre, y es que el pueblo y la Fuerza Armada se configuraron como un binomio perfecto para enfrentar los años venideros en la lucha contra el neoliberalismo.

Llevando a la acción un descontento popular que se hacía notable, la madrugada del 4 de febrero del año 1992, el comandante Hugo Chávez Frías dirigió la operación militar MBR-200, con el objetivo de devolver la dignidad a un pueblo totalmente agraviado y burlado.

Era la continuidad de la rebelión popular del 27 y 28 de febrero de 1989, un rechazo a las medidas económicas promovidas por el endeudamiento externo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que además dejó a su paso muerte, innumerables heridos, centenares de encarcelados y desaparecidos.

La convicción de ser libres y de lograr restaurar los derechos constitucionales fue el propósito de Chávez, quien en compañía de oficiales de la Fuerza Armada y aproximadamente 300 efectivos paracaidistas buscaron acabar con décadas de maltrato y abandono gubernamental.

La operación consistió en rodear La Casona -residencia presidencial- la Base Aérea Francisco de Miranda -ubicada en La Gran Caracas- y Miraflores, además de tomar las principales unidades militares de Aragua, Carabobo, Barinas y Zulia; sin embargo, los objetivos planteados no se concretaron, situación que conllevó a Chávez a dirigirse, a través de los medios de comunicación, al pueblo de Venezuela y al personal militar a su mando para deponer las armas y evitar mayor derramamiento de sangre.

Posteriormente Chávez fue juzgado y condenado en los tribunales militares por promover una rebelión militar, le correspondió cumplir pena en la cárcel de Yare -estado Miranda-.

Pero el comandante ya estaba en el corazón de los venezolanos y las venezolanas, como un líder que sembró esperanza para la construcción de un futuro mejor.

El 4 de febrero encendió el fuego para dar muerte a una etapa política que dejó un amargo sinsabor al pueblo entero; de esas cenizas se concibió la posibilidad de tener lo negado por décadas: justicia e inclusión.

La catástrofe y la debacle al que fue arrastrado el país por la pésima administración de Carlos Andrés Pérez, quien posteriormente fue destituido por el congreso al ser acusado por malversación de fondos y peculado, daban la razón al pueblo y a los valientes soldados del 4 de Febrero.

Más tarde llegó al gobierno Rafael Caldera, pero el rebelde, el Teniente Coronel continuaba siendo el símbolo de cambio político que tanto anhelaba la nación a mediados de los años 90.

Hugo Chávez recibió el indulto por parte del presidente Caldera, hecho que le abría las puertas para la senda electoral que más tarde, con el apoyo del pueblo, le consagraría como presidente de la República.

La Revolución Bolivariana se hizo presente en Venezuela y con ella la dignificación de la ciudadanía, sin distingo de clase social, credo, color o raza.

Hugo Rafael Chávez Frías fijó un punto de partida donde la esperanza del pueblo se acrecentó, le dio la bienvenida a la esperanza y a un mejor porvenir.

“Por eso, así como decimos que nunca terminó el 24 de junio de 1821, el 4 de febrero es continuación del 24 de junio de 1821. El 4 de febrero es continuación de la independencia primera que no concluyó. El 4 de febrero para nosotros no terminará jamás, nos llevaremos la llama viva a la tierra, para nuestros hijos, para nuestros nietos, para ellos no habrá 4 de febrero, ellos vivirán un tiempo de paz, un tiempo de gloria, el tiempo que Cristo vino a anunciar, el reino de la paz, el reino de la vida, el reino del bienestar, en la República futura que estamos construyendo” Hugo Chávez.

Prensa Presidencial / Andrelys Carrasquel

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