ESPECIAL | Fabricio Ojeda a sus 93 está más joven y vivo que nunca

“Los dos caminos que se marcan en la actual encrucijada histórica, polarizan las dos políticas en pugna: la política reaccionaria y la política revolucionaria. Una en descenso vertiginoso, sostenida por fuerzas agonizantes, sin otro asidero que el de sus propios instrumentos de poder; la otra, en flujo permanente, conducida por fuerzas nuevas en pleno desarrollo y vigor, que como torrente desbordado se abren sus propios cauces y arrastran con todo lo que pretende detenerlas».

Palacio de Miraflores, Caracas.- Fabricio Ojeda periodista, guerrillero, parlamentario y revolucionario, cumple 93 años este 6 de febrero desde que vio luz en la ciudad de Boconó, estado Trujillo en 1929. Su actividad revolucionaria, sus escritos, y su versatilidad como político lo hacen merecedor de un lugar destacado en la historia de Venezuela, concretamente en la lucha social por los derechos del pueblo venezolano.

El «viejo» Fabricio hoy a sus 93 está más vivo y joven que nunca, esa fuerza y ese ímpetu avasallante que desplegó durante toda su vida se mantienen en tiempo presente como un símbolo juvenil, aguerrido, bizarro y dinámico, que activa la mente y la conciencia de muchos venezolanos. Fabricio Ojeda sigue siendo aquel hombre primaveral y soñador de libertades, cuyo legado revolucionario hoy está vigente.

Formó parte de una generación brillante, aquella generación del 28 que despertó grandes emociones y esperanzas en los cambios políticos y sociales que se estaban produciendo en los años cincuenta y sesenta. La gran mayoría de aquellos hombres y mujeres intelectuales, estaban inclinados a los procesos de transformación y a un nuevo despertar político y económico en toda Venezuela, incluso tenían gran admiración por las corrientes ideológicas de la izquierda revolucionaria. Fabricio era uno de ellos.

También perteneció Fabricio Ojeda a aquellos círculos de estudios y reuniones clandestinas a finales de los años cincuenta y principio de los sesenta, con la firme intención de derrocar al gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez y lo lograron con el acompañamiento de la Fuerza Armada Nacional, algunos sectores profesionales y gente del pueblo, ya que un 23 de enero de 1958, este dictador tuvo que hacer maletas y abandonar Venezuela.

Este hecho le permitió a Fabricio Ojeda como destacado dirigente político, ser nombrado Presidente de la Junta Patriótica Nacional, no solo por conocer las necesidades de su país, sino por ser un hombre comprometido con las causas sociales. Fabricio además era un orador experimentado que cautivaba con su verbo y discurso acoplado a quienes lo escuchaban.
Fue electo diputado ante el Congreso Nacional en el año 1960 por el partido Unión Republicana Democrática URD, donde militaba, para luego retirarse de este partido político y poner la renuncia públicamente, leyendo una carta un 30 de junio de 1962, donde expresaba su determinante decisión de no seguir siendo un parlamentario al servicio de partidos políticos que no defendían los intereses del pueblo.

«La horrible tragedia de nuestro país y nuestro pueblo. Buscarle remedio es responsabilidad de los venezolanos progresistas, encontrarle solución es deber irrenunciable», expresó en esa carta, y en esa misma misiva de renuncia, Fabricio Ojeda dice que el 23 de enero de 1958 no pasó nada, sino un cambio de gobierno por otro: «El 23 de enero no ocurrió nada en Venezuela, pues el derrocamiento de Pérez Jiménez sólo significó el simple cambio de unos nombres por otros al frente de los destinos del país”.

Ese mismo año 1962, Fabricio Ojeda decide lanzarse definitivamente a la lucha revolucionaria al cerciorarse que un acuerdo entre la alianza tripartita de Acción Democrática, Copei y Unión Republicana Democrática, habían firmado el llamado «Acuerdo o Pacto de Punto Fijo» que traiciona los ideales de la Nación, excluyendo a la mayoría de los venezolanos y estableciendo provechos y beneficios individuales y personales, pero sobre todo, pactando con los intereses capitalistas con el gobierno de los Estados Unidos.

Se fue a la montaña Fabricio, cargado de ideales y sueños de libertad y se sumó a la lucha armada bajo el seudónimo de «Comandante Roberto», en el movimiento revolucionario Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN. Dicho movimiento guerrillero se estaba fortaleciendo para aquellos entonces, bajo el ejemplo que se daba desde Cuba con Fidel Castro y el Che Guevara.

Como periodista trabajó en varios diarios como El Heraldo, La Calle y el diario El Nacional, cubriendo la fuente gubernamental del Palacio de Miraflores, participó desde muy joven en la política y se inscribió en 1949 en el partido Unión Republicana Democrática URD, luego de escuchar un mitin del presidente de ese partido Jóvito Villalba, considerado uno de los oradores más versátiles de la época.

Estudió periodismo en la Universidad Central de Venezuela, para luego dedicarse a la docencia. Ya en los años cincuenta, formaba parte de los movimientos de resistencia que adversan al régimen de Marcos Pérez Jiménez por su feroz represión llevada adelante por la denominada «Seguridad Nacional», la cual reprimía y torturaba a todo aquel que se manifestara contrarios al gobierno.

Fabricio Ojeda fue un hombre que se formó para la lucha revolucionaria, teniendo serias diferencias con el sistema democrático capitalista y neoliberal. Viajó a la ciudad de La Habana-Cuba, donde estudió la revolución cubana durante unos cinco meses, conociendo de cerca sus líderes y pormenores.

Mantuvo acercamientos y confrontaciones con dirigentes del Partido Comunista de Venezuela, y con otros dirigentes de la extrema izquierda para enfrentar la dictadura de Pérez Jiménez.

Jamás se doblegó a los intereses acomodaticios de cargos o prebendas, siempre mantuvo una claridad de que en Venezuela eran necesario hombres y mujeres que cambiarán el rumbo político y social para brindarle al pueblo una mayor suma de felicidad y porvenir.

“Venezuela, en fin, necesita un cambio profundo para que los derechos democráticos del pueblo no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas minorías”.

Las investigaciones en torno a la figura de Fabrico Ojeda dejan entrever que fue un hombre muy activo, humano y colaborador con el prójimo, factores que le merecieron la envidia por su avasallante liderazgo y dominio de las masas.

Por ello se afirma que fue traicionado y vendido a sus enemigos, a la hora de su captura y posterior muerte, hechos que después de su misterioso deceso, el gobierno del entonces presidente Raúl Leoni de Acción Democrática, afirmara que Fabricio murió suicidándose en su calabozo.

Ese señalamiento sobre su suicidio despertó muchas dudas que aún siguen presentes, sin que sus presuntos operadores tanto materiales como intelectuales hayan sido identificados y pagado por ese crimen.

Fabricio Ojeda muere en 1966, y es hallado ahorcado en un calabozo de la SIFA, (Servicio de Información de las Fuerzas Armadas), la ficha de su deceso, no aclaró nunca la causa de su muerte. Pero según la versión oficial de la época, el entonces Ministro de la Defensa Ramón Florencio Gómez, declaró que Fabricio Ojeda había sido hallado ahorcado en su celda de reclusión con un mecate alrededor de su cuello. Sus familiares y amigos no admitieron como veraz tal información y desconocieron públicamente que su causa de muerte haya sido el suicidio.

Por su parte, el Fiscal General para esos entonces, dijo que en su desesperación por haber perdido su libertad se suicidó ahorcándose con un mecate. Su hermano Ramón, señalo que su cadáver presentaba signos de tortura, y la prensa oficial afirmaba que Fabrico se ahorco con un guaral.

En todo caso la personalidad y el temple de Fabricio Ojeda no se compaginan en nada para que el atentara contra su vida, toda vez que sabía lo que estaba haciendo y las consecuencias y riesgos de sus decisiones ideológicas y políticas.

Fabricio iba siempre hacia adelante y entendió que los movimientos históricos y la realidad de los hechos sociales había que enfrentarlos cueste lo que cueste, el demarcaba y abría caminos sobre todo cuando existían diferencias y desajustes sociales y económicos.

Fabricio Ojeda fue uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN, que se formó un primero de enero de 1963 denominada Grupo José Leonardo Chirinos. Como guerrillero obtuvo el grado de Comandante, presidiendo el Frente de Liberación Nacional FLN en el distrito Argimiro Gabaldón.

“Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario verdadero. Venezuela, lo sabemos y lo sentimos todos, necesita un cambio a fondo para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riqueza hoy en manos del capital extranjero y convertirlos en instrumento de progreso colectivo. Esta es nuestra decisión, este es nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros está el pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante todo lo noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo”.

Sus restos mortales fueron exhumados el 15 de noviembre de 2012 por expertos de la Unidad Criminalística contra la Vulneración de los Derechos Fundamentales del Ministerio Público, institución que había solicitado el procedimiento luego de que la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia aceptara un recurso de revisión que los fiscales y varios abogados introdujeron, alegando inconsistencia en el expediente, el cual había sido archivado durante 40 años.

El 23 de enero de 2017 sus restos fueron trasladados desde el Cementerio General del Sur y llevados al Mausoleo del Panteón Nacional de Caracas. Este hecho ocurrido mediante Decreto Ejecutivo por el presidente Nicolás Maduro Moros, le otorgó a Fabricio Ojeda un alto reconocimiento de luchador social y hombre revolucionario. El presidente Maduro señaló en dicho acto que este venezolano había logrado un lugar preponderante como patriota y revolucionario por sus luchas sociales. “Fabricio Ojeda hoy ha entrado al Panteón Nacional por sus propios méritos de luchador, como patriota, como joven eterno”.

Prensa Presidencial/Orlando Ruiz

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