El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, afirmó que el pueblo ama al presidente Chávez porque él lo ha acompañado en las buenas y en las mala.
Delta Amacuro.- Los dirigentes de la derecha venezolana son farsantes e hipócritas, porque mientras critican al presidente Chávez, la gestión del Gobierno Bolivariano, y malinterpretan el articulado de la Constitución, se van del país a pasar las navidades en el exterior, pues «no les gusta este país para vivir, pero sí le gusta para gobernarlo para seguir chupando la plata del pueblo».
Así lo manifestó el presidente de la Asamblea Nacional (AN) y primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, Diosdado Cabello, durante el acto de juramentación de la gobernadora del estado Delta Amacuro, Lizeta Hernández.
Al respecto, el presidente de la AN notificó a los venezolanos y venezolanas, que quienes pretenden salvar al país «botando sapos y espuma pestilente por la boca (…) están en el exterior. ¿Saben, por ejemplo, dónde estaba la diputada María Machado?, en Francia; Ledezma en Nueva York; el “Pollo” Salas Feo en Miami; Leopoldo López en República Dominica y ahora se va a Miami”.
«Ahora no vayan a decir que los estamos persiguiendo. A mí me informaron, verifiqué y es cierto», puntualizó Cabello, al hacerle un llamado al pueblo venezolano a no caer en el chantaje de la derecha, recordándoles que quienes quemaron la Carta Magna en el año 2002, son las mismas personas que ahora pretenden defenderla y aferrarse a ella para interpretarla a su conveniencia.
«Nosotros sí la hemos defendido. El comandante Chávez en cada alocución mostraba la Constitución y el pueblo venezolano aprendió a leer la Carta Magna de manos del presidente Chávez».
Por estas y otras razones es que el pueblo ama, verdaderamente, al presidente Chávez, quien está junto a los más necesitados en las buenas y en las malas, enfatizó Cabello, al reiterarle el llamado a los gobernadores y gobernadoras de la Revolución a trabajar por y para los más desposeídos, en las calles y no desde una oficina.
Por: Maryuri Varela
