El hombre que hacía comunicación

 

Hugo Chávez era un hombre que ha­cía cosas. Nunca preguntó “¿será que puedo cantar sin haber estudiado teo­ría y solfeo en la José Ángel Lamas?”. No. Lo que hizo fue pasarse la vida cantando. Nun­ca preguntó si podía pintar un cuadro a pesar de que no le dieron una beca para la Escuela de Bellas Artes de París. Simplemente pintó cuando del alma le salió pintar.

Algunos artistas profesionales se ponían bravos porque un amateur, dotado de la pro­minencia que otorga el poder político, usur­pase sus cotos de caza. Lo mismo pasó con los excelentísimos embajadores políglotas que se las saben todas en materia de relaciones exteriores y etiqueta diplomática. Nunca le reconocerán sus enormes logros en el campo internacional (la revitalización de la OPEP, la integración a Mercosur, la creación de ALBA, Unasur, Celac y Petrocaribe, entre muchos otros pasos de gigante), únicamente recorda­rán aquella vez que vieron –con horror– como el Comandante le besaba el real cachete a no sé qué reina. 

No tiene nada de raro, entonces, que Hugo Chávez haya sido, sin haber estudiado ni un día en una escuela de comunicación social, un insigne comunicador. Simplemente fue un hombre que hizo comunicación.

Sobre sus virtudes en la transmisión de emociones y mensajes; sobre el valor pedagó­gico de sus discursos; sobre la capacidad sil­vestre que tenía para establecer relaciones de empatía con cualquier ser humano (¡hasta con María Corina Machado, uff!); sobre sus dotes de publicista nato ya se ha dicho mucho. Solo con las dos alocuciones que marcaron el inicio y el fin de su contacto con el público, la del 4 de febrero de 1992 y la del 8 de diciembre de 2012, ya Chávez tendría que ser considerado un comunicador excelso. Agréguele a eso todo lo demás que transmitió, enseñó y compartió en los casi 21 años contenidos en entre esos paréntesis, y la obra comunicacional adquiere una dimensión descomunal.

Los grandes teóricos disertaron en innu­merables ponencias y papers acerca de la comunicación alternativa y popular. Pero fue Chávez quien la hizo posible. Los expertos suscribieron declaraciones acerca de la urgencia de tener medios de comunicación internacionales alternativos. Pero fue Chávez quien hizo Telesur y la Radio del Sur. Las luminarias académicas diseñaron proyectos utópicos acerca de un pueblo integrado por las nuevas tecnologías. Pero fue Chávez quien lanzó dos satélites y llenó el país de Infocentros, de Canaimitas, de Vergatarios y de computadoras a precios accesibles. 

Más allá de esa pelea ganada a los teóricos, el Comandante hizo verdadera comunicación al destruir el modelo que los políticos tradicionales habían instaurado para sus interacciones con el colectivo. Un modelo antiético, basado en el engaño, la hipocresía y la distancia fue sustituido por una sinceridad a veces dolorosa y por la más llanera de las cercanías. Después de la irrupción de este fenómeno comunicacional hecho hombre, aquella vieja manera de relacionarse con el pueblo es ya inadmisible. ¿Será posible un logro comunicacional más importante que este?

 

Por Clodovaldo Hernández / Ciudad CCS

Descargue encarte completo “Chávez Comunicador” http://www.ciudadccs.info/wp-content/uploads/ENCARTE_27_DE_JUNIO.pdf

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