A Noel: Un joven que iba matando canallas con su cañón de futuro

Tras 40 años de su desaparición física, el cuerpo de Noel Rodríguez fue encontrado por investigadores del Ministerio Público (MP) y ayer, junto a sus familiares, se le rindió un homenaje póstumo

Ángel Cristóbal /Prensa del Sur

Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí,
pero mi historia es difícil,
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea.
Es una historia enterrada.
Es sobre un ser de la nada.

La historia de Noel Rodríguez, es como la de tantos y tantas luchadoras y luchadores a lo largo de más de un siglo de luchas: Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Abel Santamaría, Frank País, las hermanas Giralt, José Antonio Echeverría; Carlos Aponte, Fabricio Ojeda, Américo Silva, Camilo Cienfuegos y el mismo Ernesto Che Guevara. Fueron todos jóvenes de otra galaxia cuyas historias quisieron ser enterradas con sus muertes por quienes les persiguieron, les acosaron y troncharon sus vidas física; pero jamás sus ideas, sus ejemplos…

Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
—eso nunca se sabe—.
Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.

Mucha gente creía en aquella seudo democracia cuarta republicana, que los revolucionarios de entonces andaban buscando cosas intangibles, utopías. Por lo general, casi nadie fue capaz de entender las luchas de aquellos hombres y mujeres, que dejaban a su madre, a su esposa, novio o novia, la seguridad y el calor del hogar; para luchar por un mundo mejor. Pero ellos, como cualquier ser humano, eran jóvenes “queribles, besables, amables”, que buscando la vida encontraron la muerte.

Por eso Nicolás Maduro afirmó durante el acto de homenaje póstumo a Noel que, aunque deleznable, “esa política que se ejercía en la cuarta República debe ser recordada para que la juventud venezolana conozca su historia y sepa de dónde vienen las luchas que hoy les otorgan una patria independiente”.

Él descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaba
calor y alegrías.
Las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos,
colores brillantes.
Y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.

Noel Rodríguez fue un estudiante de Economía, militante del partido político Bandera Roja. Fue detenido en la capital venezolana por el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (Sifa) el 29 de junio de 1973. Torturado, asesinado y desaparecido, nunca más se supo de su paradero. Tras 40 años, sus restos fueron encontrados recientemente tras investigaciones del Ministerio Público, que confirmaron que fue sometido a torturas antes de su asesinato.

Ni torturados, ni desaparecidos tendrán lugar en la Venezuela bolivariana, y revolucionaria de hoy. “Esa vieja política de Estado basada en la persecución y la muerte no se instalará nunca más en la Nación”, aseguró el vicepresidente Ejecutivo, quien insistió en la necesidad de que los jóvenes cómo en el pasado sólo por soñar, tener una patria libre “se terminaba en una mazmorra y en cualquier cementerio del país».

Esta política de persecución tenía su génesis en Estados Unidos, recordó Maduro. «Escuchen quienes nos llaman colonia; colonia era este país víctima del imperialismo que iba contra los estudiantes, obreros en la década del 60 y 70 para detener la revolución en la América Latina rebelde».

Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro:
lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse entre el humo y metralla,
contento y desnudo: iba matando canallas
con su cañón de futuro.

Letra: Canción del elegido. Silvio Rodríguez. Dedicada al combatiente del asalto al cuartel Moncada, Abel Santamaría, torturado y asesinado el 26 de julio de 1953.

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