Pedro Mauricio González vertió en las partituras toda la emotividad y sentimiento con las cuales Alí Primera bañó sus canciones para lograr que la Orquesta Filarmónica de Caracas y sus invitados ofrecieran un recital inolvidable en el Teatro Nacional.
Los arreglos de González, sumados a la batuta de Rodolfo Saglimbeni, dieron la oportunidad al público de disfrutar algunas de las canciones emblemáticas del Cantor del Pueblo, quien todavía hoy vive a través de sus canciones.
Alí Alejandro Primera inició esta velada denominada Alí Sinfónico al interpretar el tema musical de la película Canción mansa para un pueblo bravo, de Giancarlo Carrer, estrenada en 1976.
Detrás del Cantor y la orquesta, una pantalla mostraba imágenes que completaban un escenario cargado de recuerdos de los años cuando la lucha de Alí se unía a su guitarra en una combinación que superaba obstáculos para sembrarse en los venezolanos.
Se continuó con la voz de Daisy Gutiérrez en una versión extraordinaria de Amor en tres tiempos, dejando el paso abierto para que Gerardo Valentín alegrara la sala con Caña clara y tambor.
Los asistentes fueron parte de Alí Sinfónico al acompañar las canciones llevando el ritmo con las palmas y tarareando a coro algún estribillo.
Amaranta, con sus pies descalzos, pareció pasearse por las riberas del Lago de Maracaibo con Coquivacoa.
Darlys Garbriles también demostró que su voz y el sentimiento dieron brillo a Blanquísima gaviota con una versión que llegó al corazón de los presentes.
Las poesías cantadas continuaron su curso recordando al Grupo Madera con su Tin marín, se oyó La Soga, Ruperto, Canción Cumanesa y Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos.
El final contó con un coro multiplicado de los cantores invitados sumados al público y a la orquesta en una versión de Los techos de cartón que llegó a arrancar lágrimas de nostalgia.
Saglimbeni invitó para hoy a un nuevo Alí Sinfónico en el Teatro Nacional a las seis de la tarde.
Ciudad Caracas
