Venezuela cuenta desde 2008 con una plataforma electoral totalmente automatizada que permite que cada uno de los procesos, desde la inscripción en el Registro Electoral hasta el conteo de los votos, sea auditable y, en consecuencia, más rápido y transparente.
La automatización del sistema ha revertido, además, la desconfianza que el pueblo venezolano tenía hacia los procesos electorales, producto de los manejos irregulares que hacían los partidos políticos de la Cuarta República durante los procesos de votación.
Fue en 1996, cuando el Consejo Supremo Electoral (CSE) encomendó a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y a catedráticos de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Universidad Simón Bolívar (USB) y el antiguo Instituto Universitario Politécnico de las Fuerzas Armadas Nacionales (Iupfan), desarrollar un sistema automatizado de votación, escrutinio, totalización y adjudicación, bautizado como VETA.
A 16 años de ese proyecto, se añadieron dos aspectos al sistema automatizado que ahora tiene su base en seis elementos: El Registro Electoral, Votación (máquinas), Escrutinio, Transmisión de resultados, Totalización y Adjudicación.
Cada una de estas fases está conectada y tiene su síntesis en la herradura de votación, que es el circuito empleado para ejercer el voto de manera rápida y con resultados emitidos el día de la elección en un boletín de estadísticas irreversibles.
Gracias a este sistema, los votos viajan cifrados desde las máquinas de votación al Centro Nacional de Totalización del Consejo Nacional Electoral (CNE), a través de la red de la estatal de telecomunicaciones Cantv, caracterizada por estar aislada de internet y sin posibilidad de ser penetrada por factores externos.
El sistema de transmisión de datos se audita días antes de la elección, en una prueba en la que participan informáticos del CNE, de Cantv, y uno o dos ingenieros expertos por partido político, debido a la importancia y dificultad técnica de la revisión.
Participación en las auditorías
Los partidos políticos tienen entre sus integrantes a expertos electorales que están presentes en las auditorías hechas en cada fase del sistema automatizado de votación, tarea que concluye con la firma de un acta en la que dejan sentada su participación y aprobación.
Además de esta acta, cada una de las partes del proceso automatizado queda resguardada con una clave alfanumérica o firma electrónica, utilizada para asegurar que no se pueda modificar el contenido del software o aplicaciones sometidos a pruebas.
Con el propósito de generar mayor confianza, el CNE también establece claves que hacen más robusto el sistema. Las mismas funcionan con una cifra que luego se combina con el número de la tarjeta de red de cada equipo, para generar con esto una combinación matemática protegida con un «hash», que es un algoritmo hecho sobre un archivo para evitar que sea modificado.
Sobre la confianza del sistema electoral venezolano, Antonio Mugica, quien es el fundador de Smarmatic, la empresa más importante en el ramo de soluciones electorales del mundo, declaró en enero de 2012 al diario El Mundo que el sistema electoral venezolano es el más avanzado en materia de seguridad y blindaje.
«Los sistemas que hemos desplegado en otras partes del mundo, que no son pocos, no tienen tantos mecanismos de seguridad como en Venezuela», señaló.
