Chávez “fue mi compañero, mi amigo, mi comandante supremo de la Revolución”

 El gobernador de Vargas, Jorge Luis García Carneiro, tenía 19 años cuando conoció a Hugo Chávez en la Academia Militar de Venezuela.

El 8 de agosto de 1971 se encontraron en la institución y la amistad que los unió se prolongó por 42 años.

En uno de los salones de la residencia del gobernador en el sector Playa Grande de Vargas, García Carneiro rememoró algunos episodios que vivió con el líder de la Revolución Bolivariana. En más de una ocasión sus ojos se humedecieron y las lágrimas corrieron por sus mejillas durante la conversación que sostuvo con el Correo del Orinoco.

Al comenzar la entrevista dijo una frase que resume el profundo respeto que tuvo por Chávez: “Fue mi compañero, mi amigo, mi comandante supremo de la Revolución”.

La entrevista duró casi una hora, durante la cual narró varias anécdotas. No obstante, resumir más de cuatro décadas no es tarea fácil: “Tengo tantas cosas que comentar que vamos a pasar todo un día aquí”.

Recordó que Chávez tenía 17 años cuando ingresó a la Academia Militar: “Éramos unos imberbes muchachos que teníamos un sueño”.

Este caraqueño que pasó sus primeros años en la parroquia de El Valle contó que desde su habitación escuchaba “los tambores y la diana, y eso fue incentivando el alma y el espíritu para ver el ingreso que tanto esperaba; tenía 13 años y veía a los muchachos salir con ese uniforme azul que llamaba mucho la atención”.

García Carneiro narró que 378 aspirantes ingresaron a la Academia en 1971, pero apenas 75 se graduaron: “El proceso fue duro, muy fuerte porque nos dieron una formación muy férrea”.

Refirió que, durante su permanencia en la Academia Militar, Chávez “fue un muchacho extrovertido. En sus ratos libres le gustaba cantar, era muy alegre. Se sentía muy motivado con la carrera, se veía que era ese tipo de personaje que lograba con facilidad la aceptación de profesores, de amigos, de compañeros, de subalternos porque tuvimos subalternos en la Academia. Chávez era muy inteligente, muy capaz”.

Según el gobernador, Chávez no se ubicó entre los primeros de su promoción al graduarse “quizás por su condición de rebelde; él se rebelaba porque había inconformidad por algo, especialmente por injusticias; era el muchacho contestón que conocimos nosotros, pero que contesta por algo que es injusto”.

Agregó: “De Chávez podemos decir que en esos cuatro años desplegó extraordinarias cualidades como deportista; siempre fue amante del deporte, del béisbol. Fue pitcher en los juegos deportivos que se celebraban cada dos años en la Academia Militar. Uno de los equipos que hizo que la Academia obtuviera el campeonato fue el de beisbol. Chávez fue conocido por todos como El Zurdo, el pitcher zurdo famoso que dio tantas alegrías en los juegos”.

Indicó que juntos participaron en el curso de cazadores de sobrevivencia: “Nos soltaron en Aragua y nos dieron una brújula para llegar a Lara, por todas esas montañas. Nos tocó vivir momentos difíciles, fue una semana dura, caminando de día y de noche. Allí uno observaba entre los compañeros quién tenía fortaleza espiritual, quién era débil de sentimientos, débil para los momentos difíciles. Y Chávez siempre demostró ser ese hombre fuerte, que tenía un liderazgo natural”.

Luego, ingresaron al curso de paracaidismo en Aragua: “Nos sometieron a un intenso entrenamiento de tres meses. La Fuerza Aérea dictaba los cursos de paracaidismo militar, ahora lo hace el Ejército. Esos tres meses fueron intensos. Ese momento fue bonito, hermoso porque observas a tus compañeros, y me di cuenta de que tenía a mi lado a un compañero que tenía alma y corazón”.

Añadió: “Cuando nos informaron que íbamos a saltar por primera vez del avión, esa noche casi ninguno durmió por la alegría, por el entusiasmo, por el fervor. Chávez fue uno de los que reprendieron, fue un oficial a eso de las tres de la mañana que le llamó la atención porque cantaba, tenía un espíritu especial. A las seis de la mañana ya estábamos saltando del avión.

Recuerdo que Chávez se llevó una cámara (fotográfica) y salió del avión y lo que hacía era tirar fotos para todos lados, se tiraba fotos él mismo”.

Comentó que después del acto de graduación, asistieron a una ceremonia de San Culillo: “Es un santo de la escuela de paracaidismo donde disfrazan a un soldado con muletas, con una venda en la cabeza, con aporreos y todo maltrecho. Él hace un recuento de los más destacados cadetes por su tenacidad y una de las estrofas se la dedicó a Hugo Chávez”.

Inteligente y capaz

Rememoró que el comandante supremo se graduó en la Academia Militar como licenciado en ciencias y artes militares, “pero su mención fue ciencias porque se fue más por las matemáticas; luego, cuando era teniente, hace cambio de armas y pide el arma de blindado para especializarse en operación y empleo de las armas blindadas; en los cursos básico, medio y avanzado siempre quedó de primero; era muy inteligente, muy capaz”.

Durante su relato hizo un paréntesis para referirse a la formación militar de esos años: “Las Fuerzas Armadas venían siendo manejadas por la doctrina gringa norteamericana, y la doctrina se vende para vender las armas. Les interesaba mantenernos dominados por muchas razones, por nuestras industrias básicas, por el petróleo. La influencia fue excesiva, en los cursos de formación en todas las escuelas estaba siempre un instructor gringo. En infantería había un instructor gringo que era quien evaluaba y calificaba y escogía a los primeros de cada curso, para becarlos en Estados Unidos. Había 280 oficiales de diferentes grados haciendo cursos. No se llevaban a quien le observaban una conducta agresiva, como fue el caso de Chávez”.

Mencionó que el curso de Comando y Estado Mayor lo hizo un año antes que Chávez, pero un amigo que era oficial instructor en la escuela superior del Ejército le contó que a Chávez “le hicieron muchas marramucias para reprobarlo porque existía la idea de que era conspirador, que le gustaba incitar a la población joven militar. Había ese ruido y entonces dieron la orden de que lo reprobaran. Y para reprobar a Chávez costaba. El instructor le decía al director ‘le saqué todos los puntos a Chávez, de 100 le rebajé todo lo que pude a 78’, pero nada. Allí reprobaban con 69, siguieron revisando el examen y lo bajaron a 72, continuaron y llegaron a 69. Y debió ir a reparación y si reprobaba sería expulsado. Chávez se salva porque hubo un compañero, que era edecán de la esposa de Carlos Andrés Pérez, al que lo rasparon y ella llamó para que le dieran una oportunidad, y lo aceptaron. Antes no había ese derecho y Chávez también se benefició.

En esa reparación, por más que hicieron, nunca pudieron reprobarlo”.

Siempre le tuvo un aprecio especial como compañero: “Nos identificábamos mucho porque veníamos sufriendo las mismas consecuencias de la vida, veníamos de familias humildes, de pocos recursos, pero con mucha formación familiar. Quizás eso nos compenetró tanto, de querernos tanto, que nos llamábamos y nos sentíamos muy amigos”.

Luchas

El 4 de febrero de 1992 García Carneiro era comandante de batallón en la Sierra de San Camilo, frontera con Colombia por el estado Apure, en el Teatro de Operaciones Número 1: “Me correspondía desempeñar funciones operacionales. No había comunicación y debía recorrer más de 20 kilómetros para hablar con Mariíta (su esposa), a través de un teléfono rural. Chávez era comandante de un batallón de paracaidistas”.

Señaló que para ese momento no sabía nada del alzamiento militar.

Años más tarde, cuando Chávez era el presidente de la República, lo envió al estado Mérida como jefe del Plan Bolívar 2000, y en 2001 estuvo al frente de la Segunda División de Infantería en San Cristóbal.

Posteriormente, fue jefe de Casa Militar y en enero de 2002 lo designaron como comandante de la Tercera División de Infantería.

Tres meses más tarde ocurrió el golpe de Estado del 11 de abril de 2002: “Me plegué a Chávez, me mantuve leal hasta lo último. Dimos lo que teníamos que dar en un momento difícil. Yo digo que cada día me siento satisfecho y contento de haber tomado esa decisión: primero, la lealtad que uno tenía que darle al jefe como Presidente; segundo, a la patria porque en todas las cosas que él hacía demostraba que estaba bien claro el compromiso que tenía con el país”.

Explicó que el golpe de Estado se produjo porque Chávez no quiso echar para atrás las leyes habilitantes: “Eran leyes inexorables; Chávez le pide a la Asamblea Nacional que lo habilite para aprobar leyes necesarias de extrema urgencia porque quería lograr una revolución rápida”.

Entre los instrumentos jurídicos mencionó la Ley de Tierras “para acabar con las injusticias; los que tenían esas grandes extensiones de tierras también tenían su avioncito en La Carlota, allí despegaban y aterrizaban en sus fincas los fines de semana a cazar venados; esas tierras que estaban ociosas. Logró recuperar más de dos millones de hectáreas, eso es grande”.

También refirió que la Ley de Hidrocarburos causó revuelo “porque estaba golpeando a esa famosa ley de apertura petrolera, una apertura que no fue tal porque significó una entrega total y pretendían entregar la Faja del Orinoco. Chávez estaba en contra de todo eso y hubo discusiones fuertes. Uno de los que estaba en contra de esos cambios era Guaicaipuro Lameda”.

Momento de la despedida al Comandante y amigo en diciembre de 2012

 

Contó que algunas personas le advirtieron a Chávez que se produciría un golpe de Estado, y el Jefe de Estado respondió: “Si es que se va a dar, que se dé. Si es que el viento y los huracanes y las tempestades se van a presentar en este momento, cuando estamos navegando, que se presenten, yo sabré conducir el barco a buen puerto, pero estoy seguro que ese es el rumbo que tiene que seguir la patria”.

García Carneiro comentó que cuando ocurrió el golpe de Estado estaba claro en la posición que tenía que ocupar como militar; es decir, sumarse a Chávez.

Al restablecerse el hilo constitucional, el Presidente de la República le indicó que continuara como comandante de la Tercera División de Infantería, a pesar que estaba vacante el puesto de jefe del Estado Mayor en el Ejército: “No quiso que lo ocupara porque era una oficina”.

En ese momento conducía las operaciones militares y era responsable del orden interno en Caracas, Vargas y Miranda.

Entre sus anécdotas mencionó la toma de las 26 comisarías de la Policía Metropolitana en septiembre de 2002.

Señaló que este cuerpo policial atendía instrucciones del alcalde Alfredo Peña para atacar “las manifestaciones chavistas y siempre había tres o cuatro muertos; hay videos donde se observa a los metropolitanos que salían de las ambulancias con una bata y un estetoscopio, pero con una pistola en los bolsillos. Se escondían detrás de los árboles para disparar a las manifestaciones chavistas.

Eso hizo que Chávez me ordenara que tomara las comisarías. Le quitamos a la policía el mando, las pistolas, los vehículos. Los comandos los tomamos con el Ejército y la Guardia Nacional”.

Durante el paro petrolero, que comenzó en diciembre de 2002, García Carneiro se mantuvo leal a Chávez y se embarcó en el buque Maritza Sayalero que se había instalado instaló en la vía de aproximación del puerto de La Guaira para impedir la entrada de otros barcos: “Yo me embarqué en el buque y de allí salió desmayado el capitán por la presión, yo le decía que arrancara y por el otro lado le decían que no. Lo sacamos en camilla”.

Correo del Orinoco/ Janet Queffelec Padrón
Foto/ Roberto Gil

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