De las luchas estudiantiles al pleno ejercicio de la autonomía universitaria

marcha estudiante universitarioUna fecha histórica y también heroica es el 21 de noviembre, Día del Estudiante Universitario. Lo es porque fue hace exactamente 57 años cuando un puñado de jóvenes se volcó a las calles para luchar contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. El resultado positivo de aquella gesta permitió que dos meses después, el 23 de Enero de 1958, iniciara un proceso democrático en Venezuela, y se diera un primer paso al largo camino de luchas y reivindicaciones estudiantiles.

Fue aquel 21 de noviembre de 1957, cuando comenzó la huelga universitaria, que estuvo precedida por el alzamiento de jóvenes en varios liceos caraqueños, entre ellos el emblemático Liceo Andrés Bello. La situación se extendió hasta las universidades Central de Venezuela (UCV) y la Católica Andrés Bello (Ucab), donde los jóvenes quemaron la fraudulenta Ley Electoral y un retrato del entonces mandatario.

Los estudiantes se declararon ese mismo día en huelga general, convocada desde la clandestinidad por la Junta Patriótica y el Frente Estudiantil para exigir el cese de la represión, la tortura y la realización de elecciones para dar paso a un gobierno democrático.

La protesta, avalada por la mayoría de los estudiantes se extendió a otras universidades del país. En respuesta, las fuerzas de seguridad nacional tomaron la Ciudad Universitaria con armas largas y el apoyo de cuerpos policiales.
Esta acción terminó por detonar uno de los sucesos más importantes en la historia de Venezuela que condujeron a la caída de Marcos Pérez Jiménez, aquel recordado 23 de Enero de 1958.

El coraje, valentía y rebeldía de estos jóvenes fue lo que abrió paso a un largo camino de luchas estudiantiles que resultaron traicionadas durante los 40 años de gobiernos puntofijistas.

Protagonismo ucevista

En todo este proceso, la UCV, primera universidad venezolana con 293 años de historia, jugó un papel protagónico, pues fue en este recinto desde donde se gestaron gran parte de estas luchas.

Lo dice, en una entrevista concedida a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN), Tamaiba Lara, estudiante de quinto año de la Escuela de Trabajo Social de la UCV y representante de la Red de Estudiantes por la Universidad Necesaria. «La UCV ha tenido un papel protagónico en todos los procesos históricos que ha vivido el país, fue esta universidad la que apoyó a los movimientos de calle que buscaban reivindicaciones sociales en 1957».

La joven estudiante manifiesta que por este protagonismo, la UCV ha pasado momentos duros en los se ha atentado contra la autonomía universitaria.

Rememora que como parte de varios hechos lamentables, en 1961 fue asesinada Livia Gouvernet, estudiante de Psicología de la UCV y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV), quien con tan solo 20 años de edad se opuso a la represión que signó a la llamada democracia representativa. Alberto Lovera y Jorge Rodríguez (padre) también fueron víctimas de esta acción.
A esto le siguió, el allanamiento a esta universidad ordenado por Rafael Caldera, en octubre de 1969, acción violenta en la que murieron 10 estudiantes y cientos de jóvenes resultaron desaparecidos.

El Jardín Botánico y la Zona Rental, espacios que eran parte de lo que el gran arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva proyectó como la Ciudad Universitaria, también quedaron en manos del Gobierno y por esos días la UCV vivió uno de los momentos más oscuros de su historia con el cierre parcial durante dos años.

Y debieron pasar 31 años para que el líder revolucionario, Hugo Chávez, le devolviera estos espacios a la UCV, justamente en el año 2000 a poco días que esta universidad fuera declarada Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).

Un año antes, en 1999, con la promulgación de la Constitución Nacional, el presidente Hugo Chávez le dio rango constitucional a la autonomía universitaria, específicamente en su artículo 109 que reconoce la autonomía como un principio que permite a estudiantes, profesores y egresados hacer investigación científica para el beneficio espiritual y material del país, además de establecer la inviolabilidad del recinto universitario.

Aporte de la academia

Tras el reconocimiento constitucional de la autonomía, la joven Tamaiba, también dirigente estudiantil de la UCV, señala: «Creo que en nuestro país hay pleno ejercicio de la autonomía universitaria como principio, pero llega un momento que se vuelve en contra de la propia universidad en tanto que se asila; es tan autónoma, es tan libre y está tan metida en su propia dinámica que la producción de esa universidad no está vinculada con la realidad de la sociedad».

Tamaiba recalca que por esta razón la universidad se vuelve en contra de sí misma, del aporte científico que toda universidad debe hacer como principio.

«La universidad tiene que romper ese paradigma del ensimismamiento, ese tema de pensar en lo abstracto, y abrirse al proceso histórico que estamos viviendo: de transformación histórica y cultural», manifiesta la joven.

Para la universitaria, el tema de la autonomía se ha querido vincular solamente a la prohibición del ingreso de los cuerpos policiales a la universidad, cuando, argumenta, representa un concepto mucho más amplio.

«Respetamos la libertad que hay en el espacio académico para que se haga ciencia, pero uno de los elementos que defendemos es que la investigación científica también debe responder a orientaciones del Estado, entendiendo que hay una universalidad», explica.

Como parte de su planteamiento, indica que las universidades autónomas venezolanas deben romper paradigmas para ir más allá de lo teórico porque «una producción teórica que no esté vinculada con la práctica se convierte en algo abstracto. Ahí vemos lo desligado que está el hecho académico de los hechos sociales actuales en nuestro país».

Conquista universitaria

Tamaiba celebra que las luchas estudiantiles de aquellos años hayan sentado las bases para las conquistas estudiantiles de estos días, en los que es necesario recordar a quienes como Livia Gouvernet lucharon por hacer respetar la universidad venezolana.

Y ciertamente hay mucho que celebrar. Las razones sobran, con una matrícula universitaria que pasó de 894.418 en el año 2000 a 2.630.000 en 2014. 14 años después, Venezuela es también el quinto país del mundo y el segundo de América Latina con mayor matrícula en educación universitaria.

A esto hay que sumarle más de 30 nuevas universidades creadas en los últimos 14 años en todo el país, además de 44 programas nacionales de formación, más de 18.000 médicos integrales comunitarios egresados y más de 200.000 estudiantes becados.

Por estas conquistas, el Día del Estudiante Universitario tiene especial significación. Y también la tiene porque es necesario recordar a quienes hace 57 años fueron protagonistas de tan valiente gesta heroica.

AVN

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