Diálogos por la paz no pueden condicionarse a agenda de la derecha

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En la historia universal de las ideas políticas se registra que fueron los griegos quienes descubrieron el diálogo. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron, pero lograron el objetivo: conversar.

Diálogo es debate y argumentación de las ideas. La Real Academia Española lo define como la discusión o trato en busca de avenencia. La sociedad humana con sus semejanzas, diferencias y virtudes pueden y deben recurrir a la conversación para que los problemas en una democracia no se resuelvan con violencia y venganza política.

En Venezuela, el presidente de la República, Nicolás Maduro, ha aplicado la metodología del diálogo para dirimir las diferencias con la derecha del país y a la vez, alcanzar acuerdos que permitan continuar por la senda de la democracia y la paz.

No obstante, la oposición venezolana coloca cada vez más obstáculos que han generado que las conversaciones entre ambas partes se paralicen y, siguen latente las amenazas de continuar con las acciones que tienen como único fin derrocar al jefe de Estado.

El mandatario nacional ratifica constantemente su disposición de mantener las mesas de diálogo con todo el país, en el marco de la Conferencia por la Paz que se desarrolla desde el pasado 26 de febrero y que ha reunido a diversos representantes de los sectores económico, religioso, sociales y políticos.

«Las puertas del diálogo están abiertas», expresa de forma reiterada, al tiempo que llama al pueblo a continuar el camino del trabajo, disciplina, unión y solidaridad que se ha marcado desde entonces.

Pero para la dirigencia de los distintos partidos políticos, integrados en la autodenominada Mesa de la Unidad Democrática, ese parece no ser su objetivo, pues condiciona los debates con distintas solicitudes, modificando lo que se define como diálogo.

De acuerdo a lo señalado por Ramón Guillermo Aveledo, secretario general de la MUD, «el diálogo no está cerrado, no está roto». Sin embargo, se opone a participar en las conferencias por la paz hasta tanto el Gobierno bolivariano cumpla con algunas peticiones hechas, las cuales no se corresponden con la realidad.

La dirigencia opositora solicita la liberación de los jóvenes que han participado en acciones violentas desde el pasado 12 de febrero, a quienes al momento de su detención les fueron incautadas armas de fuego, armas blancas, bombas molotov, bombas lagrimógenas, entre otros materiales utilizados para el ataque.

También, piden que sea puesto en libertad el ex alcalde Leopoldo López, cabecilla de todas los actos vandálicos y el ex comisario de la extinta Policía Metropolitana, Iván Simonovis, quien participó en el golpe de Estado de abril de 2002 y fue condenado a 30 años de prisión por delitos de lesa humanidad.

La solicitud de los antichavistas de adjudicar una medida de amnistía o de indulto a una persona sobre la que pesan delitos graves sería una violación al artículo 29 de la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Así lo confirmó días pasados José Gregorio Mendoza, coordinador del Frente de Abogados Bolivarianos, quien explicó que si bien es cierto que la sentencia señala los delitos de cómplice necesario de homicidio calificado y de lesiones personales graves, estos dos agravantes, al ser analizados constituyen, según el ordenamiento legal vigente, delitos que no pueden ser indultados u objetos de una medida o beneficio procesal, refiere una entrevista publica en Ciudad Caracas.

El presidente Maduro dijo que el diálogo no se basa en una agenda fija, al tiempo que cuestiona que la derecha defienda a quienes llamaron abiertamente al derrocamiento de su gobierno legalmente constituido.

«Quienes están presos, están presos porque violaron la ley, y trataron de derrocar el gobierno legítimo que yo presido», fue la respuesta que dio el mandatario nacional al alcalde del municipio El Hatillo, David Smolansky, en una reunión este lunes con alcaldes y gobernadores de todo el país.

Añadió que no se puede dejar en libertad a quienes han llamado a incendiar las calles, destrozar instituciones públicas y privadas así como asesinar a venezolanos.

Reiterados llamados al diálogo
El presidente Maduro inició los llamados al diálogo por la paz en febrero, tras comenzar el 12 de ese mismo mes, una oleada de acciones violentas por grupos vandálicos promovidos por la extrema derecha. El resultado de ello ha sido la pérdida de 42 vidas, 813 lesionados y 252 personas privadas de libertad, de acuerdo al último balance presentado por la Fiscalía de la República a principios de mes.

Ante estos hechos, el jefe de Estado pidió a los distintos sectores del país, entre ellos los grupos antichavistas, a participar en mesas de diálogo para escuchar sus planteamientos y buscar soluciones en beneficio de la colectividad.

La instalación de la Conferencia por la Paz se desarrolló el 26 de febrero con la ausencia de la MUD, allí se dividieron las conversaciones por áreas, correspondiendo al ámbito político el 10 de abril en el Palacio de Miraflores, en Caracas. Allí, cada representante de la derecha que decidió asistir, expuso su planteamiento a Maduro y se lograron respuestas positivas a dichas solicitudes.

Se esperaba que la próxima reunión fuera el pasado 15 de mayo, sin embargo, la oposición cambió su discurso y se niega a participar en los encuentros hasta tanto no se cumplan sus solicitudes.

A partir de allí, el presidente reitera al pasar de los días su llamado al diálogo, pero dejó claro que no caerá en chantajes ni condiciones.

«No nos vamos a dejar chantajear por nadie, ni por la MUD ni por Roberta Jacobson, vocera del Departamento de Estado para América Latina. Las puertas están abiertas», sentenció el jefe de Estado.

Y es que no se puede tapar el sol con un dedo, pues ha quedado en evidencia en muchas oportunidades, la injerencia del gobierno norteamericano en asuntos venezolanos y el apoyo que han recibido algunos dirigentes opositores por parte de Estados Unidos.

Pese a ello, el presidente de la República enfatizó que las conversaciones continuarán con o sin la presencia de la Mesa de la Unidad Democrática.

AVN

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