La última crisis del capitalismo ha producido un descalabro financiero en el mundo con consecuencias en la estructura económica y cuantiosas quiebras de bancos y empresas, aumento de la cesantía y multiplicación de la pobreza.
Por su parte, el nuevo modelo económico que el Gobierno Bolivariano ha implantado en Venezuela ha demostrado su fortaleza, logrando mantener la curva descendente en los índices de desempleo y pobreza y manteniendo intactas sus múltiples misiones sociales. La pérdida de algunos privilegios y el miedo al ejemplo que significa la Revolución Bolivariana ha provocado una reacción furibunda de la burguesía y sus socios internacionales.
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