El 4 de julio de 1817, Bolívar se refugió en la laguna de Casacoima, acorralado por el Ejército español. Así, escapando del asecho del enemigo, con un grupo de sus oficiales, se ven en la necesidad de sumergirse para salvar sus vidas, durante la Campaña de Guayana.
Se hallaba Bolívar en la laguna, activando la salida de algunas embarcaciones de la flotilla de Brión, cuando fue sorprendido por un grupo realista de Los Castillos. Lo acompañaban su amanuense Martel y los generales Juan Bautista Arismendi, Pedro León Torres, Carlos Soublette, Jacinto Lara, José Gabriel Pérez y otros.
Todos se lanzaron al agua y atravesaron a nado la laguna, afluente del río Orinoco, y se internaron en la oscuridad del bosque. Se dice que Bolívar estaba nervioso y empapado, y de pronto, estalló en una crisis de euforia, acaso por haberse librado de una muerte inminente, y buscó animar a los oficiales con sus palabras.
Dentro de pocos días rendiremos a Angostura, y entonces iremos a liberar a la Nueva Granada, y arrojando a los enemigos del resto de Venezuela, constituiremos a Colombia. Enarbolaremos después el pabellón tricolor sobre el Chimborazo, e iremos a completar nuestra obra de libertar a la América del Sur y asegurar su independencia, llevando nuestros pendones victoriosos al Perú: el Perú será libre!
Los oficiales murmuraron, entristecidos, creyendo que el Libertador había enloquecido: «sin más vestido que una bata, soñando en el Perú». Lo cierto es que ese loco de Casacoima, poco después, tomó a Angostura; luego fue proclamado Libertador de Nueva Granada, y más tarde, venció en Carabobo, luego en Quito y finalmente, obtuvo la Independencia de Perú.
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