EFEMÉRIDES | Un día como hoy fallece Salvador De la Plaza, intelectual y militante revolucionario

Salvador De la Plaza, uno de los mayores representantes del pensamiento político y social del siglo XX en América Latina, falleció hace 48 años un día como hoy, a consecuencia de un infarto fulminante que lo emboscó cuando trabajaba en su oficina, como profesor de la Universidad Central de Venezuela. Tenía 74 años de edad.

Con apenas 23 años, en 1919, Salvador De la Plaza se une a la conspiración cívico-militar, dirigida por el Capitán Luis Rafael Pimentel, para derrocar a Juan Vicente Gómez que, en ese momento, lleva 11 años gobernando Venezuela con mano de hierro.

Empuñó su pluma y su palabra a favor de la plena soberanía de Venezuela sobre el petróleo y lo hizo hasta el último aliento de su vida.

Nació en Caracas el 1° de enero de 1896. Transcurrió su juventud en esta ciudad, en plena dictadura de Gómez. A los siete años muere su padre, un conocido médico caraqueño.

Cursa sus primeros estudios en el Colegio Católico Alemán y en 1913, se matricula en la Escuela de Medicina, siendo Delegado ante el Consejo de la Asociación General de Estudiantes de Venezuela.

Al poco tiempo, el dictador ordena el cierre de la Universidad. Salvador De la Plaza se ve obligado a abandonar la carrera de Medicina y comienza a estudiar Derecho, presentando los exámenes de las asignaturas en el Ministerio de Instrucción Pública.

Fundador de la organización «Liceo de Ciencias Políticas», tras la reapertura de la Universidad en 1918, pasa a formar parte del Consejo Central de Estudiantes donde se agrupan muchos jóvenes que actúan clandestinamente contra la dictadura.

En 1919, Salvador De la Plaza forma parte de una conspiración cívico-militar que fracasa en su intento de derrocar el gobierno. Después de dos años en la cárcel, el 11 de abril de 1921 es expulsado del país y viaja a Francia donde se reúne con otros exiliados.

En París adquiere una formación política marxista y termina sus estudios de Derecho en 1923.

En Venezuela ha comenzado la explotación petrolera y el dictador se convierte en aliado incondicional de las compañías extranjeras. Regresa a América, consciente de que la lucha contra el régimen es ahora también parte de la resistencia antiimperialista.

En 1925, vive en La Habana, Cuba, donde conoce a Julio Antonio Mella, fundador del Partido Comunista de Cuba, y crea allí la revista Venezuela Libre.

En 1926, se instala en México, donde organiza junto a otros exiliados el Partido Revolucionario Venezolano (PRV), a la vez que edita el periódico Libertad. Realiza al mismo tiempo una intensa labor política dentro del movimiento internacional antiimperialista.

Apoya en tal sentido la lucha del general Sandino para expulsar a los marines estadounidenses de Nicaragua, trabajando en el Comité Manos Fuera de Niracagua (MAFUENIC), encargado de ampliar las redes de solidaridad.

Conoce al pintor Diego Rivera, con quien colabora en la Liga Antiimperialista de las Américas editando el periódico El Libertador. Justamente en la edición de abril de 1926, publicó su primer artículo conocido hasta ahora titulado «El pacto de Gómez con Wall Street», denunciando la intervención del capital petrolero en la soberanía de Venezuela. En noviembre de 1927, viaja como periodista a Moscú a las celebraciones del X Aniversario de la Revolución Bolchevique, con pasaporte panameño a nombre de Salustiano Salustianovich Paredes.

Durante los años 1930 y 1933, reside en la ciudad de Barranquilla, en el Caribe colombiano, participando en la organización de actividades contra la dictadura. Junto a Gustavo Machado, interviene también en la fundación del Partido Comunista de Venezuela (PCV).

En 1936, tras la muerte del dictador, a los 40 años regresa al país y se incorpora al movimiento nacional a favor de la construcción de una sociedad democrática. Asiste al Primer Congreso de Trabajadores de Venezuela y apoya la primera huelga petrolera en la historia del país, que terminó con la expulsión de sus dirigentes al exilio. Participa en la fundación del Partido Republicano Progresista (PRP), y el gobierno del general López Contreras le envía otra vez a la cárcel. En 1937 sale de nuevo al exilio.

Regresa a México y presencia los cambios sociales que impulsa el Presidente Lázaro Cárdenas, fundamentalmente la Reforma Agraria y la nacionalización petrolera que ejercen en su pensamiento una influencia decisiva.

Volverá a Venezuela en 1942, al iniciarse la apertura democrática del Presidente Medina Angarita.

En 1946, se distancia del Partido Comunista; organiza en 1947 el Partido Revolucionario del Proletariado Comunista (PRP-C) y edita su periódico.

Defiende la política petrolera nacionalista del Gobierno, expresada en la Ley de Hidrocarburos de 1943, el aumento de impuestos a las petroleras y el no otorgamiento de nuevas concesiones.

En octubre de 1945, el Presidente Medina es derrocado por un golpe de Estado apoyado por las petroleras. Tras un breve período de transición que incluyó el gobierno de Rómulo Gallegos, en 1948 se instala la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y en 1954 Salvador De la Plaza regresa al exilio.

De nuevo en Francia, se dedica a estudiar Economía y problemas del desarrollo. Derrocada la dictadura en 1958, regresa a Venezuela e inicia a sus 62 años una intensa labor como profesor universitario, escritor y conferencista.

Dedica casi exclusivamente su trabajo a denunciar las consecuencias políticas, económicas y sociales de la presencia en el país de las compañías petroleras. Por su vida austera y solitaria y su carácter reservado, los amigos le apodaban el «monje rojo».

Prensa Digital MippCI/Agencuas

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