Elías Jaua: “El nudo del asunto es que Capriles está fuera del juego democrático”

Por fin, ¿somos mejores amigos de Juan Manuel Santos o peores enemigos?

—Somos mejores amigos del pueblo colombiano y de la paz en Colombia. Con el presidente Santos se construyó, desde la reunión de Santa Marta, en agosto de 2010, una relación de respeto, de cooperación mutua para el desarrollo de nuestros pueblos, que lamentablemente fue descarrilada al recibir a un dirigente opositor que desconoce los poderes Electoral, Ejecutivo y Judicial, y que es el responsable político de los hechos del 15 de abril que tuvieron como consecuencia más grave el asesinato de once venezolanos por ser militantes de la Revolución Bolivariana. Ese es el nudo del asunto y si alguien tiene dudas de eso, recordemos que en septiembre del año pasado, el presidente Santos también recibió al entonces candidato Henrique Capriles Radonski y no hubo ningún cuestionamiento de parte nuestra porque en ese momento era un dirigente político que estaba dentro de las reglas del juego democrático. Hoy no lo está y por eso es grave que las altas instancias del Estado colombiano hayan recibido a quien está en abierto desafío y desconocimiento del Estado venezolano.

—Como argumento en contra, se afirma que el Gobierno Revolucionario ha recibido durante muchos años a dirigentes opositores de otras naciones. ¿Cuál es la diferencia?

—Que ninguno de ellos está al margen de la legalidad ni en abierto desafío a las instituciones del Estado de su país.

—El incidente mostró que hay muchas cuentas por ajustar entre los dos países, muchos resquemores y resentimientos. ¿No es mejor sincerarse?

—Como lo expresó el presidente Nicolás Maduro, citando al presidente Chávez, nosotros somos hermanos siameses, hijos de un mismo padre Libertador, pero tenemos dos modelos distintos y dos visiones distintas de cómo se organiza la sociedad y eso siempre va a causar tensiones. La base de unas buenas relaciones es que se respete el desarrollo interno en cada país del modelo que cada pueblo ha escogido. Nos podemos entender si nos respetamos y no nos entrometemos en asuntos internos del otro país.

—Algunos analistas opinan que la actitud de Santos tuvo que ver con la reciente visita a Bogotá de Joe Biden, el vicepresidente de Estados Unidos. ¿Usted cree que esa tesis tiene sustento?

—No me gustaría especular sobre ese tema. Las razones por las cuales el presidente Santos recibió al gobernador del estado Miranda solo las sabe el presidente Santos.

—Una pregunta tipo examen de liceo: ¿La Alianza del Pacífico es una organización: a) anti-Celac, b) anti-Unasur, c) anti-Alba, d) anti-Mercosur, e) todas las anteriores?

—Todos los países tienen el derecho a organizarse y asociarse de acuerdo a sus intereses nacionales y a sus visiones. No tenemos nada que objetar sobre esa asociación. Sí hemos dicho, no refiriéndonos a la Alianza del Pacífico, sino en términos generales, que la derecha latinoamericana y el imperialismo norteamericano creen que con la partida física del presidente Hugo Chávez ha llegado la hora de la restauración del libre comercio, del neoliberalismo… y todo lo que viene con eso… Y hemos dicho que creemos que otra vez se equivocan porque los pueblos latinoamericanos y caribeños tienen muy fresco el recuerdo de la oscura década neoliberal que solo trajo inestabilidad, exclusión social, miseria, privatización de derechos fundamentales como la educación y la salud. Para nosotros, ese modelo no tiene viabilidad en la actual América Latina y el Caribe.

—Venezuela fue el único país que votó en contra de la reciente resolución del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas condenando al gobierno de Siria. ¿Por qué otros países aliados, incluyendo grandes potencias, no asumen esta posición sino que, en el mejor de los casos, optan por abstenerse?

—No podemos juzgar la posición de otros países. Mantenemos una actitud de principios respecto a la no injerencia y no intervención extranjera en asuntos internos, mucho más cuando se trata de afectar la paz, la independencia y la integridad territorial, como es el caso de Siria, un país asediado por grupos terroristas insertados con apoyo internacional. No tenemos doble rasero.

—Los recientes escándalos montados por la derecha ratifican que el odio a Cuba sigue siendo uno de los elementos aglutinantes de la oposición. ¿Usted cree que ese sentimiento tiene alguna posibilidad de germinar en los sectores populares o seguirá siendo un síndrome exclusivo de la clase media?

—Esos son síntomas propios del fascismo, que siempre encuentra una nacionalidad extranjera a la cual achacarle las culpas. Así lo hizo Hitler con los judíos y Franco con los gitanos. Pero no tiene chance de prosperar en la mayoría porque si alguna cooperación tiene raíces muy sembradas es la del pueblo cubano en nuestro país. Y la mejor muestra de eso es que los sectores populares salieron a defender a los médicos cubanos de los ataques fascistas, aun a costa de su propia vida.

—El excandidato Capriles dijo que suspendía la visita a Perú para atender cuestiones de política interna… ¿será que va a gobernar Miranda aunque sea un ratico?

—Ojalá, ja, ja, ja. Ellos se ponen bravos porque el presidente Maduro creó la Corporación de Desarrollo Integral del Estado Miranda y dicen que es un gobierno paralelo. No puede ser paralelo porque en Miranda no hay ningún otro, salvo el Gobierno Bolivariano.

En onda autocrítica

“¿Por qué alguien puede actuar con tanta impunidad como Capriles?”, se pregunta Elías Jaua (Caucagua, 1969), ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores y presidente de la Corporación de Desarrollo Integral del Estado Miranda. Sociólogo de profesión, este exvicepresidente ejecutivo de la República, dice que toda la sociedad se hace de la vista gorda mientras el gobernador de Miranda abandona su cargo. Y también se ignora que sus llamados a la violencia causaron once muertos. “No podemos permitir que la derecha siga asesinando impunemente a dirigentes populares”, afirma y calcula que “si alguno de nosotros hubiese hecho un llamado a la arrechera, con ese saldo… ya estuviéramos siendo enjuiciados en (la Corte Internacional) La Haya”.

En vista de que se trata de un alto funcionario, le preguntamos si no debería el Gobierno dar el primer paso. “Lo que digo es una autocrítica –contesta–. No quiero meterme en el tema judicial, aunque creo que este es un caso que debe ser castigado por los tribunales. Pero debemos afinar más la lucha contra la impunidad política desde los partidos del Polo Patriótico. Respecto a las víctimas de la represión de los años 60 y 70, la izquierda siempre mantuvo en alto la lucha, incluso nunca permitió que se olvidaran sus nombres… Hoy, ¿alguno de nosotros recuerda cómo se llamaban las víctimas del 15 de abril? Estamos obligados moralmente a dar esa batalla contra quienes han ejercido la violencia sobre el pueblo pobre”, señala.

Ciudad CCS

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