ESPECIAL | 11A: Bitácora de una traición

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Palacio de Miraflores.- Caracas. Transcurría la mañana del jueves 11 de abril del 2002, cuando los planes de la ultraderecha venezolana para gestar un golpe de Estado en el país comenzaron a desarrollarse.

Una movilización “pacífica” que tenía como punto final la sede de Petróleos de Venezuela (PDVSA), en Chuao, manifestó su intención de desviarse a Miraflores –decisión que violaba los dispositivos acordados días previos con todos los organismos de seguridad civil y militar del Estado.

Ya en horas de la tarde -2:40 pm aproximadamente- se realiza la toma arbitraria de la alcabala 1 –ubicada en Los Próceres- por parte de la Compañía de Seguridad del Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (IPSFA); de la alcabala 3 –salida de Fuerte Tiuna hacia la carretera Panamericana- por efectivos pertenecientes al Batallón José Trinidad Morán; y la número 5 –bajada de Tazón-, por un capitán de la Compañía de Sanidad.

“Ya eran las tres de la tarde. La movilización desviada por la oposición desde PDVSA-Chuao hacia Miraflores estaba próxima al centro de Caracas, ya había entrado a la Avenida Bolívar. Por supuesto, sin estar encabezada por ninguno de los líderes de la oposición ¡Mandaron a la población civil hacia el enfrentamiento pueblo contra pueblo!”, relata el libro “La Conciencia de la Lealtad” de Jorge Luis García Carneiro.

En Miraflores se encontraban los seguidores del Gobierno Bolivariano, dispuestos a defender su Revolución.

A las 5:30 de la tarde, el jefe del Estado Mayor de la Armada, vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, junto a nueve oficiales más, manifestaba de manera pública el rechazo al Jefe de Estado.

Acusaban al Presidente de los muertos que comenzaban a caer en el centro de Caracas, una vez que la marcha de la oposición llegó a las inmediaciones de la zona de El Silencio y cercana a la estación del metro de Capitolio. Lo acusaban de ser responsable del baño de sangre que ellos mismos estaban generando.

Medios de comunicación conspiran

El golpe de Estado contra el presidente constitucional Hugo Chávez, contra la Constitución de la República y contra la voluntad del pueblo se produjo los días 11, 12 y 13 de abril de 2002; estuvo basado en una fuerte campaña mediática de descrédito contra la Revolución Bolivariana y un ínfimo pronunciamiento militar por parte de traidores a la Patria.

A las 11 de la mañana, los medios de comunicación privados se sumaban al macabro plan. Transmitían el discurso de un opositor que sostenía que tenían al Presidente –Comandante Hugo Chávez Frías- preso en Fuerte Tiuna, con la intención de generar zozobra en los manifestantes.

José Vicente Rangel, ministro del Poder Popular para la Defensa de ese entonces, preocupado ante los hechos, solicita comunicarse con los dirigentes convocantes de la marcha opositora y con algunos propietarios de medios de comunicación.

“Se logra comunicar con Marcel Granier del Canal 2 y le insiste en su intervención y coordinación con los líderes de la opositores para que la marcha no se desvié (…) Inmediatamente se comunicó con Alberto Federico Ravell de Globovisión y la conversación se realizó en los mismos términos”, detalla la publicación impresa.

Los principales canales de televisión privados estaban desplegados en la mayoría de los cuarteles para cubrir las distintas declaraciones que los golpistas tenían planificado realizar.

“Había una confabulación abierta entre medios de comunicación privados y militares golpistas. Donde ellos estaban había una cámara dándoles cobertura mediática con el apoyo de microondas y de satélites para salir en vivo”, destaca García Carneiro.

A las 3:45pm, Chávez toma la decisión de comunicarse con la población para llevarles un mensaje de tranquilidad y referirse a los hechos de violencia que estaban ocurriendo en la ciudad de Caracas.

Al momento de la cadena nacional, los medios de comunicación intervienen la señal y dividen la pantalla de transmisión del mensaje en vivo del Presidente.

“En el momento que Chávez le asegura a la población que la situación estaba siendo controlada por el Gobierno y la Fuerza Armada Nacional, al otro lado de la pantalla, los medios privados proyectaban las primeras imágenes de violencia que ocurrían en el centro de Caracas, era una acción que estaba previamente planificada para el momento en que él decidiera dirigirse a la Nación”, asevera.

El Gobierno logró retomar la totalidad de la transmisión cuando Chávez estaba culminando su discurso, lo que confirmó la participación de los medios privados en los hechos que estaban ocurriendo.

Presidente Chávez llama a la calma

En esa cadena nacional, el líder de la Revolución Bolivariana, instaba a la calma y denunciaba públicamente lo que estaba sucediendo y lo que estaba por venir.

“Estos señores irresponsables, que sin ningún fundamento llaman a un paro indefinido, absolutamente insurreccional. Y así lo denuncio ante Venezuela y el mundo (…) Ponen a correr un rumor de que Chávez ya está preso por el Alto Mando, de que Chávez ya está renunciando ¡Mentira!”, denunció.

Al mismo tiempo, Chávez solicitaba la reflexión de los convocantes hacia Miraflores.

“Entonces, hay que hacer un llamado para que recuperen la racionalidad, a que recuperen el sentido de responsabilidad, por este, su país, y piensen en las consecuencias funestas que pudiera haber en la situación que está provocándose”, exhortó el Mandatario.

Varios fueron los llamados de Chávez ese día para mantener el hilo constitucional, sin embargo entrada la tarde de ese 11 de abril, ocurrió lo inesperado por el pueblo: ¡A Chávez lo habían secuestrado!.

Esas horas aciagas, horas de desolación, de rompimiento del hilo constitucional por parte del fascismo que se hizo cómplice del guión imperial que aguardaba el momento para promover un golpe de Estado, como en efecto ocurrió, quedaron escritas en la historia como una conjura a la paz.

Esta confabulación que duró 48 horas sorprendió al mundo, era la toma del poder por parte de los poderes fácticos, la burguesía empresarial, las cúpulas de la iglesia, los medios de comunicación y de un sector militar que había violado la Carta Magna. En tal sentido las reacciones no se hicieron esperar, ante el silencio cómplice de los medios el día 12 y 13 de abril el pueblo tomó las calles y retornó al presidente Chávez al Palacio de Miraflores.

Aquel “¡No he renunciado!» que se coló en la carta enviada por Chávez el 12 de abril al pueblo, encendió el fuego sagrado de la justicia.

Lealtad a prueba de todo

Tal como aquel día, la lealtad y conciencia patriótica del pueblo sigue vigente, ante los constantes ataques de la ultraderecha venezolana y el imperialismo norteamericano que insisten en socavar las bases firmes de una democracia participativa y protagónica.

La soberanía e independencia nacional son pilares de la Revolución Bolivariana que hoy dirige el presidente, Nicolás Maduro Moros.

“A nuestra Patria le ratifico todo el compromiso, toda la entereza y toda la decisión de continuar labrando los destinos del futuro de una nación que nació libre hace 200 años y que está decidida a mantenerse de pie”, ha reiterado el Mandatario Nacional.

Es así, como Gobierno y pueblo –en perfecta alianza- reafirma su talante aguerrido y corajudo del que está hecho, que no se ha permitido robar su libertad, derechos, riquezas y dignidad ante ninguna amenaza.

Prensa Presidencial/Karla Cotoret

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