ESPECIAL | El ALBA-TCP comenzó con el abrazo de Chávez y Fidel

Archivo Prensa Presidencial

La Habana, Cuba.- De un abrazo fraternal surgió la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). No fue en 2004, sino una década antes cuando la cooperación solidaria que fundamenta la unidad latinoamericana se expresó a través del intercambio afectuoso de Hugo Chávez y Fidel Castro.

Era su primer encuentro. Chávez aún no era Presidente de la República, a decir verdad, cumplía nueve meses en libertad después de salir victorioso de la Cárcel de Yare, ubicada en el estado Miranda, dónde permaneció dos años después de pronunciar el célebre «Por ahora» que concluía la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992. No obstante, su convicción por la justicia social, inclusión e integración de los pueblos soberanos le valió ser recibido con honores por el mismísimo líder de la Revolución Cubana en el Aeropuerto Internacional José Martí.

La noche había caído sobre La Habana aquel 13 de diciembre de 1994. Chávez viajó en vuelo comercial para impartir una serie de conferencias en respuesta a la invitación realizada por el historiador cubano Eusebio Leal a nombre de la Casa Simón Bolívar. Al acercarse a la puerta del avión, observó a Fidel Castro al pie de la escalerilla. El barinés no salía de su asombro, no se creía merecedor de tal honor.

«Verdaderamente modesto, considera que no es acreedor a ninguna de las atenciones recibidas y que, en todo caso, espera ganárselas con su conducta en el futuro; pero de quién se pasó 10 años educando a oficiales jóvenes, educando a soldados venezolanos en las ideas bolivarianas podemos decir que es acreedor a estos y a muchos mayores honores», enfatizó el líder de la Revolución Cubana sobre quien no solo se convertiría en su amigo sincero, sino en un aliado en la lucha por las causas justas de los pueblos soberanos.

Extensas conversaciones con Fidel Castro caracterizaron la estadía de Hugo Chávez en Cuba. En una confidencia le contó que, si bien era su primera visita, muchas veces recorrió en sueños las calles de la Mayor de las Antillas.

«En sueños a Cuba vinimos infinidad de veces los soldados bolivarianos del Ejército venezolano que, desde hace años, decidimos entregarle la vida a un proyecto revolucionario», reveló en su discurso pronunciado el 14 de diciembre de 1994.

Ese día dictó una conferencia magistral en la Universidad de La Habana, dónde planteó sus proyectos de transformación de Venezuela y vaticinó que «el siglo que viene para nosotros es el siglo de la esperanza, es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí».
Eran estas «las ideas de un soldado entregado a la causa de la Revolución de la América nuestra», quien consideraba a Cuba como «un bastión de la dignidad latinoamericana».

Sus palabras se inscribían en la «era de despertares, de resurrección, de pueblos, de fuerzas» que exigían «recorrer de nuevo caminos de esperanza y de lucha». Chávez expuso su idea de «un proyecto estratégico de largo plazo, en el cual los cubanos tienen y tendrían mucho que aportar y discutir con nosotros, un proyecto de un horizonte de 20 a 40 años, un modelo económico soberano y complementario».

Levantando las banderas del sueño original de los libertadores, emergió el concepto del ALBA-TCP sin saberlo: «No es aventurado pensar, desde el punto de vista político, en una asociación de Estados latinoamericanos», afirmó el entonces dirigente del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200).

Chávez auguró un pronto retorno «en condiciones de extender los brazos y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos, como estamos, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño integrados en una sola nación». Se cumplió. Hugo Chávez regresó a La Habana el 16 de enero de 1999, aunque esta vez investido como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

Ese abrazo inicial se tradujo en esperanza y en el punto de partida de la hermandad que permanece a pesar de la partida a la eternidad de los líderes de Cuba y Venezuela.

Prensa Presidencial / Karelis González

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