Especial | Operaciones psicológicas contra Venezuela, un método experimentado de guerra

Palacio de Miraflores, Caracas.- Venezuela sufre los rigores de una “guerra total”, con bases doctrinarias aplicadas de acuerdo a la coyuntura actual y que apuntan al cambio de su Gobierno legítimo por la vía coercitiva. Este método ya ha sido experimentado por las administraciones estadounidenses en países del mundo que buscan su emancipación y en naciones de nuestra región como Cuba, Nicaragua y El Salvador.

Una de las fases de esta guerra planificada, es la desmoralización del pueblo con operaciones psicológicas a través de campañas mediáticas que falsean la verdad.

Pero, ¿es posible desestabilizar el poder político de un país a través del cansancio emocional para así llegar a su ocupación?

En este método de guerra, las campañas mediáticas se aplican con operaciones psicológicas y comunicacionales actualmente conocidas como Fake News, diseñadas para atacar la psiquis de cada ciudadano con noticias falsas y obtener el control y dominio mental de las masas en cuanto a su conducta social, en lo que se conoce como guerra de cuarta generación.

Esta es una de las estrategias aplicadas por factores intervencionistas que buscan la ocupación de naciones independientes y soberanas, como es el caso de Estados Unidos (EEUU) contra Venezuela. En principio, una guerra convencional no resulta ventajosa para el país imperialista, por lo que se recurre a la guerra de las ideas.

Con el anuncio soberano de las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre en nuestro país, se activa nuevamente una feroz campaña mediática que es anunciada sin cortapisa por el enviado especial de la administración de Donald Trump para Venezuela, Elliott Abrams. Ésta incluye financiamiento, el uso de internet, radio, televisión, redes sociales y del espacio radioeléctrico en naciones del Sur y el Caribe para penetrar en Venezuela.

“Incluso en este nuevo mundo, la radio es importante. Vamos a pensar más sobre radio; necesitamos asegurarnos de que lo que hagamos alcance una amplia audiencia en Venezuela”, anunció Abrams en su intervención en una conferencia en línea patrocinada por el instituto estadounidense Hudson.

Ante la arremetida, la respuesta de Venezuela no se hizo esperar.

“Eliott Abrams ha anunciado el viernes pasado que él va a financiar una campaña contra Venezuela por todos los medios, contra la Revolución Bolivariana, y ya esa campaña arrancó mintiendo sobre Venezuela; utilizan a AP, Reuters, Blomberg, Euronews, etc., y utilizan a un grupo de mercenarios en las redes sociales que tienen páginas, portales, cuentas para que estén todo el día con rumores y con campañas; pero la verdad de Venezuela, es poderosa y está por encima de todo, Elliott Abrams”, denunció el presidente Nicolás Maduro el pasado 14 de julio.

La primera derrota de este plan fue recibida por Abrams, de parte de las autoridades del gobierno de Guyana, quienes rechazaron el uso de su espacio radioeléctrico para invadir la soberanía comunicacional de Venezuela, refirió el canciller Jorge Arreaza.

“Se comprueba la denuncia del presidente Nicolás Maduro sobre la política ilegal anunciada por voceros de EEUU para invadir nuestro espacio radioeléctrico. El gobierno de Guyana reconoce que recibió la solicitud de Washington y se negó a prestarse para desestabilizar a Venezuela”, indicó Arreaza en la red social Twitter.

En contexto, las agresiones contra Venezuela han sido diseñadas y reempaquetadas por sus acérrimos enemigos del norte.

Guerra total: modelo previo a las intervenciones militares

Abordemos ahora, un contexto previo a las acciones de ocupación militar y donde no se escapan las operaciones psicológicas.

Uno de los mayores exponentes de la doctrina moderna de la “guerra total” es el coronel retirado del Ejército de Estados Unidos Max G. Manwaring, quien en el año 2012 publicó el texto “Venezuela como exportador de la Guerra de Cuarta Generación”.

Allí, Manwaring se lamentaba de que Estados Unidos no tuviese respecto a Venezuela «una estrategia unificada a largo plazo y una arquitectura organizacional interinstitucional multidimensional para enfrentar el Socialismo del siglo XXI de Chávez y su guerra asimétrica asociada».

Ante ello, realiza algunas recomendaciones al mando militar estadounidense, cita el escritor venezolano, investigador en guerra no convencional, contraterrorismo y operaciones de información, José Negrón Valera, en el “Especial: Seis fases del modelo para provocar el cambio de Gobierno en Venezuela”, publicado portal de noticias Sputnik.

La primera de esas seis fases se fundamenta en promover la inestabilidad y el caos en el país a través de la combinación de una guerra institucional (Asamblea Nacional, Tribunal Supremo de Justicia), una guerra económica (sanciones financieras y comerciales) y de los medios de comunicación (desinformación y propaganda). Estos escenarios ya se han puesto en marcha en nuestra nación.

El anuncio desesperado de Abrams, tras reconocer de manera tácita una derrota propinada por el Diálogo Político Nacional impulsado por el Presidente Nicolás Maduro, y que dio paso a lo que será el rescate y renovación del Poder Legislativo, -hasta finales de 2019 instrumento para la rastrera política entreguista de la ultraderecha venezolana-  es como lo describe el médico psiquiatra y analista social Ángel Riera: “Utilizar la psiquis del venezolano como objeto de manipulación para lograr embotamiento y cansancio emocional, donde se pide a la gente que la salida del gobierno sea violenta para naturalizarlo de la forma correcta”.

Elliott Abrams, ave de carroña

Pero, ¿por qué es Abrams el halcón escogido por Donald Trump, para ejecutar la arremetida comunicacional y política contra Venezuela?  Su oscuro historial en la región tiene todas las respuestas.

Elliott Abrams es un experto en operaciones psicológicas y se caracteriza por poseer un cuestionable historial de derechos humanos y por ser el halcón de la política exterior de Ronald Reagan para desestabilizar a Centroamérica.

Fue uno de los ideólogos de los documentos Santa Fe I y II, orientados a la política de dominación estadounidense en América Latina. Estos aspiraban a debilitar las economías emergentes de la región, promover reformas económicas neoliberales, instalar gobiernos próximos y dependientes de los Estados Unidos, así como debilitar la posición de intelectuales de izquierda y usar la lucha contra el narcotráfico para fortalecer la presencia militar estadounidense y financiar a grupos paramilitares. El fin era evitar el auge de movimientos progresistas en la región.

En el gobierno de Ronald Reagan, Abrams participó con el coronel Oliver North, Roger Noriega, John Negroponte y John Bolton, en acciones directas y encubiertas con la CIA y la DEA, en la operación Irán-Contras, dirigida a la compra de armas a Irán -país que sufría un embargo armamentístico-  para derrocar al gobierno sandinista en los primeros años de la década de los 80. Allí financió y formó a un ejército de mercenarios que operaban entre Honduras y Costa Rica con asesoría de represores de la dictadura militar argentina.

Reagan lideró y financió una campaña de propaganda para alterar la opinión pública a favor de los Contras, -así llamados por ir contra la Revolución Sandinista- con la artillería de muerte moral y descredito a los sandinistas, lo que rápidamente daba paso a torturas, ejecuciones, miles de ataques terroristas, violaciones, crímenes de guerra y de lesa humanidad. Hoy Nicaragua sigue siendo blanco de Washington con nuevos métodos golpistas.

En el gobierno de George W. Bush, Abrams fue asesor de Seguridad durante las guerras desarrolladas por EEUU en Afganistán e Irak, intervención que causó miles de muertos en ambos países que hoy recuerdan ese horror.

También participó como escudero en la época a las dictaduras de Honduras Guatemala, Argentina, Paraguay  y Chile, donde se cometieron crímenes atroces, refiere el portal Las2orillas. En El salvador ocurrió lo propio dejando un saldo de 70 mil muertes. Por eso y más Abrams, poseedor de un expediente negro, es hoy el halcón de Trump para desestabilizar a Venezuela.

La arremetida mediática: un método infalible para desestabilizar

Las comparaciones no son casuales. Para abril de 1961, los preparativos de invasión contra Cuba se acompañaban de una feroz campaña de difamación y desestabilización en la que participaban varias agencias y dependencias gubernamentales norteamericanas.

Emisoras, periódicos y agencias de prensa imponían una matriz que distorsionaba la realidad cubana y satanizaban a los líderes del proceso revolucionario. La guerra no convencional se acompañaba también de medidas de cerco económico a la isla, destinadas a crear desabastecimiento y descontento en la población, reseña el portal Granma.

Uno de sus propósitos era fragmentar la sociedad e incidir en sectores como la juventud a fin de convertirla en opositora a las autoridades reconocidas.

La necesidad de justificar el financiamiento gringo

El financiamiento otorgado por la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos para la agresión comunicacional a Venezuela debe ser justificado en esta hora crucial de renovación del Poder Legislativo. Hasta ahora los intereses hegemónicos no han logrado derrocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro y eso acelera el conflicto de intereses entre las grandes corporaciones de la comunicación y Washington. Es mucho el dinero que se ha apostado por nada.

En una acción desesperada, se comienza a legitimar esta campaña  liderada por Abrams, en especial por la así llamada “prensa libre”.

También medios que rechazan a la Revolución le hacen el lobby a la campaña.  Por ejemplo: Nueva Prensa Digital con sede en Ciudad Guayana, tituló un día después del anuncio de Abrams, el 11 de julio: “EEUU prepara ofensiva comunicacional para vencer la censura en Venezuela”.

El 20 de julio el portal Caraota Digital, tituló: “¡OTRA VEZ! Nicolás Maduro anuncia una «campaña mediática», lo que hace referencia al poder de penetración de la campaña en medios web.

Otra información falsa fue suministrada por el prófugo de la justicia venezolana, Antonio Ledezma, al diario Español ABC, que dio por cierto el Fake News, titulando el 21 de julio de este año: “Alertan del despliegue de sistemas de defensa antiaéreos rusos en Venezuela”, para proseguir la campaña de Abrams.

Ante la guerra fratricida, aplica la máxima de Malcom X: “si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Por ello este conflicto bélico comienza a librarse en el terreno de las ideas y las emociones y Venezuela apunta a derrotar el objetivo de ataque con su vocación democrática este 6 de diciembre, para levantar las banderas de la paz, la soberanía y la independencia.

Prensa Presidencial/Yndira López

Send this to a friend