Estamos creando la cultura del trabajo para luchar contra el capitalismo

Santa Inés, estado Barinas.- Se acerca un camión identificado con el número 1 a la entrada de la fábrica de tractores Veneminsk, ubicada en el Complejo Santa Inés. Detrás, una caravana lo sigue. Un comité de recepción esperaba al conductor que, esta vez, resultó ser el presidente Hugo Chávez.

Camina hacia la gente y, después de los saludos, le pregunta a una mujer, trabajadora de la planta: «¿Cómo estás y cuál es tu papel en esta fábrica?». «Presidente, yo venía conduciendo uno de los camiones», contesta emocionada. «¡Ah!, ¿eras la que venía intentando pasarme?». La broma logró aplacar los nervios de la emocionada conductora.

Con la sencillez y camaradería que lo caracteriza, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela se dirigió a los presentes durante un recorrido de inspección de la planta de maquinaria agrícola para explicarles la importancia que esta industria tiene para el país.

«¿Para dónde vamos? Nuestro modelo de industrialización tiene como objetivo crear las bases materiales para el proyecto socialista. Es un proyecto a largo plazo, por eso tenemos que conservar la independencia nacional. El gran día de la Patria ha llegado».

Continuó diciendo: «Estamos creando la cultura del trabajo, para luchar contra el modelo capitalista dependiente, colonial. Aquí nunca había existido una fábrica de tractores, ahora tenemos ya tres fábricas». La planta Veneminsk ensambla tres modelos de tractores.

El mandatario nacional le preguntó a una joven trabajadora cuál es su función en la fábrica. Génesis Gutiérrez respondió: «Tengo tres meses trabajando acá, soy ensambladora, trabajo con las cabinas». El jefe de Estado recalcó el valor del trabajo para poder desarrollar el gran potencial agrícola de Venezuela: «Fabricamos los tractores. La intención es impulsar la agricultura y llegar a exportar las unidades de transporte».

Otra trabajadora, Nancy Ruiz, le pide la palabra. Conduce un camión volteo y habla en nombre de los trabajadores para solicitar ayuda con el fin de comprar más camiones para trabajar. De inmediato, el Presidente encarga al ministro de Industrias, Ricardo Menéndez, para que los atienda.

En el interior de la fábrica las luces intermitentes de los tractores llaman la atención del Comandante, quien exclama: «¡Qué bonita la fábrica! ¡Un aplauso!».

Por:  María Inés Aular

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