Fundación Bigott: 32 años de trabajo en defensa y difusión de las tradiciones venezolanas

Desde hace 32 años la Fundación Bigott se dedica a la ardua labor de defender y difundir las tradiciones culturales que se celebran en cada rincón del país. Aunque no ha sido una tarea fácil, la institución no ha perdido su norte y ha desarrollado interesantes programas de formación y reconocimiento de las manifestaciones venezolanas.

La gerente general de la fundación, Karina Zavarce, le abrió las puertas al Correo del Orinoco para conversar sobre los logros que, hasta ahora, han alcanzado.

Aunque la Fundación Bigott nació en 1963 como un programa de responsabilidad social, fue en 1981 que concentró sus intereses en la preservación y la promoción de la cultura popular de Venezuela, con la presentación de la revista Bigott, “una publicación sumamente exitosa, con participación amplia de investigadores, docentes y personas que estaban decididas a emprender el rumbo de la cultura popular venezolana”.

Más de 100 números se lograron editar de la revista, que salió a la par de los micros audiovisuales Encuentro con… “Estos son los programas más viejos, dedicados a la difusión cultural con los que arrancó la fundación”, rememoró.

DESARROLLO SOCIAL Y CULTURAL

En 1982 se crearon los talleres de cultura popular. Para ese entonces se comenzaron a dictar en la sede ubicada en Pro Venezuela, luego se mudaron a la Zona Rental en Plaza Venezuela, donde estuvieron hasta 1999, y actualmente se ubican en el Casco Histórico de Petare. Hasta 2013, más de 73.000 estudiantes se han formado en la organización.

Zavarce comentó que en 2004 desarrollaron talleres comunitarios en la Gran Caracas: Chacaíto, El Guarataro, Catia, Caricuao, Barrio Unión y La Vega fueron algunas de las sectores de la capital que se beneficiaron y se benefician de esta labor educativa y social. Estos espacios formativos se abrieron precisamente, para llegarle a las personas, que por diferentes razones, no puede acercase a las instalaciones de la fundación.

Para impartir estos tallares comunitarios, explicó, la institución busca un intermediario local, ya sea un colectivo, un consejo comunal, una asociación civil, una agrupación musical o de danza, que se encarga de buscar el espacio para dictar las clases.

Karina Zavarce precisó que mediante los talleres la comunidad no solo se forma y conoce alguna manifestación específica del lugar sino que también aprende metodología y ponen en práctica los conocimientos adquiridos. Uno de los aspectos interesantes de los programa, es que varias de las personas que se forma se convierten en animadores o facilitadores socioculturales, sustituyendo a los docentes de la fundación.

“Al cabo del año, que culmina la formación, estas personas se convierten en maestros y nosotros lo que hacemos es apoyarlos en la tarea de continuar con los talleres”, dijo.

Zavarce apuntó que al dictar estas clases “la cultura se convierte en un factor asociado al desarrollo social y a propiciar mejores condiciones para los habitantes de una comunidad”.

TRADICIÓN EN LÍNEA

La Fundación Bigott también ha concentrado sus esfuerzos en la alfabetización digital, e implementó un espacio virtual para ofrecer los talleres de tradición en línea. “Al principio, cuando se planteó la idea de realizar los talleres virtuales hubo mucha resistencia. Los profesores de cuatro y guitarra, nos decían, por ejemplo, que era imposible dar esas clases de manera virtual, que era necesario la presencia del alumno”, narró.

La reacción era de esperarse porque “cuando tienes un docente con mucha experiencia en el área de lo presencial, le cuesta pensar que existen otras metodologías de enseñanza que no sea estar al lado del alumno”, añadió Zavarce.

La metodología virtual es distinta y amerita unas capacidades diferentes y en la fundación “nos hemos dado a la tarea de formar a los docentes en esta área virtual”.

Zavarce comentó que internet es un medio extraordinario para compartir información: “Creo que a partir de siglo XXI estamos comprendiendo otras formas de relacionarnos en esas plataformas, que tienen sus características particulares y que no son sustitutivas de lo presencial pero aportan de otra manera”.

Además de las aulas virtuales, en la página de la institución se colocó a disposición del público toda la información que han desarrollado a lo largo de estos 32 años. “Estamos hablando de más de 200 publicaciones, alrededor de 200 audiovisuales, de 33 CD y de una cantidad de materiales que sabemos que en formato virtual persistirán en el tiempo yla posibilidad de que la gente la vea es mayor”, recalcó.

Actualmente, la Fundación Bigott ofrece 15 talleres virtuales. Y la expectativa es que para el año que viene se abran 20 aulas más. Karina Zavarce aseguró que desde 2012, cuando iniciaron formalmente con los talleres por la red hasta la fecha, se ha inscrito 2.442 personas.

TALLERES PRESENCIALES

En lo que respecta a los talleres presenciales, la promotora cultural detalló que son los que tienen mayor tradición en la fundación. Hasta 120 talleres por trimestre ofrecen al público caraqueño.

“Por año alcanzamos casi 4.000 inscripciones, que no son estudiantes porque hay personas que se inscriben en más de un taller, por eso hablamos de inscripciones”, aclaró.

Los talleres presenciales tienen un costo simbólico de 15 bolívares y duran 12 sesiones. Si las personas se inscriben en más de un taller, el costo se reduce a 10 bolívares.

Entre los talleres más concurridos se encuentra los integrales de Bailes, Tambor, Juego y Canciones infantiles, dirigidos a los más pequeños de la casa. También los de percusión y guitarra son los más buscado por el público juvenil.

Por su parte, las adultas y los adultos prefieren los talleres de cuatro, Bailes de Venezuela y Colombia; Parranda Urbana; Pesebre en técnicas mixtas; Cantos de Venezuela y Argentina, Bailes Colectivos: Gaita de Tambora y Cumbia.

VENEZUELA NUESTRA SIEMBRA

Otro de los programas que se ha convertido en un acierto para la Fundación Bigott es el de Venezuela Nuestra Siembra. Se trata de un programa de formación de formadores que dio sus primeros pasos a finales de 1990.

Para llevar adelante el proyecto la institución trabajó muy de cerca con el Ministerio del Poder Popular para la Educación y la Fundación Niño Simón, con el objetivo de incorporar en las escuelas básicas contenidos de cultura popular.

“A partir del 2003 decidimos trabajar con estas formaciones, mediante convenios con gobernaciones y alcaldías de todo el país. Hasta la fecha hemos logrado tener presencia en 11 estados de Venezuela”, comentó Zavarce.

La gerente general de la fundación declaró que la primera parte de esta jornada de capacitación consistió en formar multiplicadores para que ellos a su vez pudiesen introducir en las escuelas básicas contenidos culturales, específicamente relacionados a las tradiciones populares del país.

Describió que para enseñar esos temas, se desarrollaron herramientas pedagógicas de cada una de las manifestaciones culturales, de manera que las y los docentes pudieran hacer actos de fin de año acerca de estas de tradiciones registradas en el calendario de fiestas venezolanas.

De acuerdo a Zavarce, Venezuela Nuestra Siembra pasó de capacitar a docentes como multiplicadores de celebraciones, a formar formadores: “Personas que tengan capacidades integrales de investigación, de animación sociocultural, de trabajo pedagógico que se pueda hacer tanto en las escuelas como en las comunidades”.

Informó que actualmente trabajan en Margarita con la Universidad Corporativa Sigo: “Estamos desarrollando un módulo que tiene que ver con innovación y creatividad, para luego empezar a trabajar con emprendimientos sociales y comerciales en el área cultural”.

Finalmente, Karina Zavarce recordó que la cultura es todo: “Es gastronomía, son los bailes, son los rituales religiosos, en fin, es un elemento sumamente amplio, de hecho es el caldo donde todos vivimos, donde nos movemos, por eso es un proceso tan dinámico y vivo”.

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN

En la sede de la Fundación Bigott, ubicada en el Casco Histórico de Petare, hay un Centro de Documentación en el que las y los amantes de las tradiciones populares pueden consultar sobre las distintas manifestaciones del país.

“ Este es un espacio único en Venezuela, especializado en el tema de tradiciones y de cultura popular venezolana y latinoamericana”, dijo Zavarce.

Precisó que los visitantes podrán encontrar una cantidad de registro fotográfico desde los años 1970 hasta la actualidad: “Estamos hablando de trabajos de Nelson Garrido hasta Amilciar Gualdrón, Jesús Ochoa y otros fotógrafos que han vuelto a hacer ese recorrido por el país para capturar nuestras tradiciones”, señaló.

Correo del Orinoco

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