Guayaquil, República del Ecuador.- La Orden Nacional Merito en el Grado de Gran Collar fue otorgada este jueves al presidente de la República Oriental del Uruguay, José “Pepe“ Mujica, con lo cual se recoge todo el sentimiento de Suramérica para con el mandatario uruguayo.
Este reconocimiento es el máximo que entrega el Gobierno junto al pueblo ecuatoriano, señalo el presidente Rafael Correa.Hoy el teatro del Centro Cívico Eloy Alfaro fue el escenrio para rendir tributo a este hombre de pueblo.
Allí unas tres mil personas rindieron honores a Mujica, junto a los presidentes y presidentas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
El presidente ecuatoriano lo llamó maestro. «Este es un acto muy sentido. El 1 de marzo Pepe entrega el poder; creo que ha sido un maestro para todos nosotros y creo que recojo el sentimiento de toda Suramerica. El Gobierno Nacional le va a otorgar la máxima condecoración del país: La Orden Nacional Merito en el Grado de Gran Collar».
Mujica, de 79 años y quien entregará el mandato el 1 de marzo próximo tras cuatro años de gobierno, fue vitoreado incesantemente por cientos de simpatizantes de izquierda que acudieron a también acompañar la cita de los mandatarios.
Los movimientos sociales y políticos de Ecuador no paraban de gritar consignas de cariño y total respaldo al mandatario uruguayo, a quien el gobierno hizo el reconocimiento por su lucha por la justicia social, con lo que se ha convertido en un referente político de talla mundial.
El jefe de Estado uruguayo ofreció un emotivo discurso, en el que dio consejos a los jóvenes sobre la vida y les invitó a siempre creer en sus sueños y trabajar por hacerlos realidad.
«Yo no me chupo el dedo con este homenaje, de aquí voy a salir el mismo viejo que soy (…) Si sos joven tienes que saber esto: la vida se te escapa y se te va minuto a minuto y no puedes ir al supermercado a comprar vida. Entonces lucha por vivirla, por darle contenido a la vida», dijo Mujica, quien fue largamente ovacionado y siembre con un tono tan jocoso e inspirador.
Por Anaìs Pérez.
