Una de las más grandes figuras de la danza, el argentino Julio Bocca, abogó por una unión latinoamericana entre compañías y teatros para hacer coproducciones favorables para todos.
«La idea no es tan fácil de llevar adelante como me parecía hace cuatro años, pero estamos dando los pasos posibles en la actualidad», expresó a Prensa Latina el artista, que viajó a La Habana, Cuba, para rendir homenaje al padre de la escuela cubana de ballet, Fernando Alonso.
El director del Ballet Nacional Sodre, de Uruguay, intenta situar a esta compañía en un puesto de altura en el continente desde su ascenso a la dirección, en junio de 2010, por nombramiento del presidente, José Mujica.
Bocca tiene la esperanza de implementar una colaboración y que otras compañías se integren al proyecto en el futuro.
El Ballet Nacional Sodre cumplirá 80 años de fundado en 2015 y para celebrarlo bailará sus versiones de Coppelia, Giselle, un programa mixto de piezas contemporáneas y clásicas, algún estreno coreográfico y una gala especial con artistas invitados el 24 de noviembre, día del nacimiento.
Para cerrar ese año, la compañía interpretará por primera vez Romeo y Julieta con coreografía de Kenneth MacMillan y espera en 2016 montar otro clásico del siglo XX como Oneguin de John Cranko.
El director busca mantener la línea clásica del conjunto y al mismo tiempo cultivar una buena base contemporánea porque, tal como expresó, el artista de hoy debe ser completo, saber desenvolverse en todos los estilos con similar excelencia.
Las primeras figuras de su compañía, María Riccetto y Ciro Tamayo, protagonizaron dos presentaciones en el Teatro Mella de La Habana, el 29 y 30 de octubre pasado, durante el XXIV Festival Internacional de Ballet de Cuba.
Riccetto y Tamayo volverán a bailar en horas de la noche de este sábado, esta vez el dúo La tempestad, del coreógrafo argentino Mauricio Wainrot, en el Teatro Nacional.
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