La democracia imperial

Pese a que la matriz de opinión mundial, generada por las grandes cadenas televisivas, nos vende la idea de que Estados Unidos es el icono universal de la libertad y la democracia, allá el pluripartidismo –principio fundamental de las libertades ideológicas– sencillamente no existe, solo se legitima la existencia de dos únicos partidos, como todos sabrán el partido Republicano y el Demócrata.

Por si eso fuera poco, en los Estados Unidos las elecciones presidenciales son de segundo grado, es decir existen dos tipos de voto, el popular y el colegiado. La elección se contabiliza por estado, cada estado tiene un número de votos colegiados asignados, pero todos los votos colegiados de un estado se los lleva quien obtenga la mayoría del voto popular por muy mínima que sea en dicho estado. El resultado final de este sospechoso sistema es que en EEUU un candidato puede ser elegido por la mayoría de los habitantes y a la vez perder las elecciones en el voto colegiado, lo cual convierte al otro candidato en presidente, un presidente en contra de la mayoría. Y si alguien no queda conforme, pues se la tiene que calar, porque allá no se realiza ninguna auditoría al sistema electoral, eso es aquí, que vivimos en una “dictadura” en la que por ley se audita 54% de los votos.

Pero un hecho que todavía puede sorprender a algunas personas es la persecución y hostigamiento contra toda clase de movimientos sociales dentro del propio Estados Unidos. A continuación pasaremos revista a algunos de ellos:

—Los indígenas sobrevivientes: EEUU es uno de los pocos países de América en el que el genocidio fue casi absoluto durante la colonización, por ello no hubo mestizaje. Lo que quedó fueron solo algunos sobrevivientes de las tribus norteñas, tales como los cherokees, los iroquois, los sioux, o los apaches.

Los pocos restos de la población indígena de los EEUU viven segregados del resto de la ciudadanía, como si se tratara de enfermos o animales en territorios conocidos como “reservas”.

De esta pequeña porción de la población estadounidense han surgido movimientos sociales que buscan las lógicas reivindicaciones para su sociedad y su cultura. Estos movimientos son cuidadosamente vigilados y mantenidos a raya por los cuerpos de inteligencia del Estado como si se tratara de delincuentes.

—La población afrodescendiente: En el siglo XIX, Abraham Lincoln en condición de presidente de EEUU firmó la proclamación de libertad para la población negra. Esta iniciativa terminó con un periodo de injusta esclavitud para los afrodescendientes.

Pero la gente de color continuó siendo considerada inferior, por ello no podían comer en restaurantes ni entrar a centros comerciales. Si se subían a un autobús tenían que sentarse en los puestos de atrás, y otras tantas vejaciones.

No fue sino hasta mediados de los años 60 cuando los hermanos de color lograron obtener, después de muchas muertes, persecuciones y manifestaciones salvajemente reprimidas, la concesión de derechos civiles que consagraban –al menos teóricamente– la igualdad social para los afrodescendientes.

Como es fácil de comprender, tan alto grado de racismo provocó la existencia de movimientos afrodescendientes que continúan luchando por la reivindicación de su raza.

Al igual que los indígenas, este grupo racial es vigilado por los cuerpos de inteligencia del Estado.

—Organizaciones ecologistas: Siendo Estados Unidos el país con un nivel de “desarrollo” que genera más de 25% de la contaminación de todo el globo terráqueo, resulta claramente comprensible que sea en esta nación donde existe uno de los movimientos ambientalistas más nutridos con una capacidad de organización y movilización envidiable. Esta gran red de agrupaciones ecoactivistas es capaz de concentrarse en cualquier punto específico donde sea que se realice algún tipo de reunión empresarial de gran envergadura.

Los principales miembros de este tipo de agrupaciones ecologistas figuran en listas de inteligencia del Estado, como si se tratara de terroristas, y sus manifestaciones son duramente reprimidas y presentadas a través de los medios de comunicación, como si se tratara de eventos vandálicos.

—Los movimientos de izquierda: EEUU es el único país del continente en el cual los partidos de izquierda prácticamente no existen. Esto se debe a que en la “democracia más sólida del mundo” la libertad ideológica es considerada un delito. En EEUU fundar un partido de izquierda fue considerado traición a la patria durante décadas.

Muchos fueron los ciudadanos estadounidenses que perecieron sentenciados a muerte a manos de su propio Gobierno bajo el “delito” de ejercer su derecho a profesar una ideología, en este caso el pensamiento de izquierda.

En los años de la Guerra Fría, el Gobierno estadounidense desarrolló una cruzada anticomunista tan frenética dentro de su territorio, que fue a dar hasta Hollywood: directores, actores y demás profesionales del medio fueron apresados, interrogados y algunos asesinados en la silla eléctrica.

LA DEMOCRACIA IMPERIAL Y SU COMPLICIDAD CON LOS MEDIOS

El Gobierno de Estados Unidos hoy por hoy, es un gobierno corporativo. Sin importar quienes estén en la Casa Blanca y si son demócratas o republicanos, siempre sus más altos funcionarios están vinculados a las grandes corporaciones trasnacionales. Las políticas que despliega su gobierno son políticas dirigidas a apuntalar los intereses de estas grandes empresas, del gran capital trasnacional… y esas políticas son impulsadas sin ningún tipo de escrúpulo en función de intereses económicos, como provocar una guerra civil o una invasión a un país petrolero para que las trasnacionales controlen el petróleo de ese país, o tumbar otro gobierno para hacerse con el control de determinados mercados.

Tal maquinaria criminal sería imposible de sostener si no existiese también una maquinaria mundial de alienación y control social. Esta maquinaria está formada por las grandes cadenas televisivas, las grandes empresas de la música, las grandes productoras de cine hollywoodenses, las grandes agencias de noticias y portales web.

Un engranaje soberbio dirigido a impulsar las matrices de opinión que sean de interés para el gran capital y su Gobierno corporativo de Estados Unidos: nunca se verá en una televisora gringa a nadie realizando criticas de fondo contra su Gobierno.

Que en gringolandia aparezca un militar pronunciándose contra su Gobierno o un político insultando al presidente… ese tipo de cosas las promueve el imperio en países que le son incómodos, pero son impensables en su propio territorio, no solo porque inmediatamente tal vocero iría preso, sino porque allá ningún medio se presta para eso por estar articulados con el gran capital. Ninguno de los movimientos anteriormente mencionados como los indígenas o los ecologistas, por mencionar algunos, aparecen ni en sueños en una de esas grandes cadenas televisivas. No es que se autocensuren, es que esa es su función: mantener a la colectividad sumergida en la ignorancia.

Todo lo que encontraremos en la televisión y el cine estadounidense será la programación de la estupidez como conducta social, el egoísmo, la competencia, y por supuesto, en lo poco que puedan informar nunca dirán los crímenes cometidos por ellos: el malo siempre será el que luche contra la nefasta lógica del capital… Si en Estados Unidos hay democracia, yo soy la reencarnación de Cristóbal Colón.

Por Ronald Muñoz /  Ilustración Etten Carvallo. 

Ciudad CCS

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