La unidad latinoamericana comenzó con la creación de la Gran Colombia en el Congreso de Angostura

 

Ayer se cumplieron 195 años de la promulgación por parte del Congreso de Angostura de la Ley Fundamental de la República de Colombia, según la cual la antigua Capitanía General de Venezuela y el Virreinato de la Nueva Granada formarían un solo y extenso Estado. Este hecho, destacó la historiadora Morela Jiménez Grazzina, “fue solo el comienzo de una intensa lucha por hacer de América Meridional la patria de todos. Por ella luchó y por ella soñó Simón Bolívar”

Jiménez Grazzina , docente de la Universidad Militar Bolivariana, Academia Militar del Ejército Bolivariano destacó que la unión de ambos Estados bajo un mismo gobierno “permitiría responder con mayor energía a las agresiones exteriores, ya que juntos podrían defender su independencia y su soberanía, y enfrentar cualquier intento de dominación por parte de otras potencias imperiales”.

“Esta unión debía constituir también el primer paso hacia la conformación de la América Meridional, una gran nación americana que debía servir, finalmente, para la creación del “equilibrio del Universo”, añadió.

GRANDES ESCOLLOS

La historiadora explicó que el sueño bolivariano tuvo que enfrentar “grandes escollos, y pese a todos los esfuerzos del Libertador por una verdadera unión entre los dos países, esta no se materializó. Diez años después del decreto, se da la aparición de la República de Venezuela, resultado de la secesión de la clase dirigente venezolana y la consiguiente disolución de la República de Colombia”.

Agregó que con la muerte del Libertador “desaparece Colombia y se impone la presencia en los antiguos territorios de las repúblicas, de una oligarquía antibolivariana, anticolombiana y neocolonial”.

Al respecto, citó al jurista y docente Fermín Toro Jiménez, quien asegura que “este grupo de poder se implanta por dos siglos como clase explotadora hegemónica, y como élite política que desarrolla una cultura, una conciencia social y una ideología contrarrevolucionarias, para someter al pueblo a la ignorancia, la miseria y la exclusión política, por cuenta de los intereses imperiales de la Gran Bretaña primero y de Estados Unidos a partir de 1908”.

HACIA LA UNIDAD CONTINENTAL

Jiménez comentó que la visión que tenía el Libertador del alcance continental de su proyecto se expresa en el Discurso de Angostura. En ese documento, le propuso al Congreso Constituyente la creación de la República de Colombia, “donde reconoce y expone las ventajas que la unión traería para ambos pueblos”.

“Una vez creada la República de Colombia –él no habló de Gran Colombia, lo hacemos actualmente para establecer la diferencia respecto al momento histórico– insistió en que el objetivo de su política exterior es promover la realización de alianzas con otras naciones hispanoamericanas, con el fin defender la independencia y obtener el reconocimiento como estado independiente por parte de otras naciones.

Para ello envió representantes y comisionados a los Estados Unidos, a Inglaterra y a varios países hispanoamericanos: “Estados Unidos, Inglaterra y Holanda reconocieron la independencia de la República de Colombia y otras naciones enviaron cónsules y agentes a Bogotá y a los principales puertos de la República. Se conformaron relaciones diplomáticas estables con la mayoría de las naciones de América Latina incluyendo el imperio del Brasil y contacto directo con la Santa Sede”.

La naciente república, señaló, “emprendió acciones a favor de lograr acuerdos con los países independizados de América para defender la causa común y formar un frente contra España, gestiones cuyo principal objetivo era la defensa común para garantizar la independencia y la libertad y lograr la unidad de América Meridional como única fórmula para mantener esa garantía”.

La catedrática explicó que “los intentos de unificación de América Meridional se manifestaron desde los comienzos del movimiento de independencia, por parte de Miranda y también por Gual y España”. Sin embargo, “la idea fue plasmada por primera vez por nuestro Libertador en 1810 cuando desarrolló su misión diplomática en Londres y publicó, por primera vez, su idea de unidad continental en The Morning Chronicle, el 5 de septiembre de 1810. Allí habla Bolívar de invitar a todos los pueblos de América a que se unan en confederación”.

Ese mismo año, relató, “la Junta Suprema de Caracas destacó ante el gobierno neogranadino a José Cortés de Madariaga con el objeto de concertar un Tratado de Amistad, Alianza y Federación entre Cundinamarca y Venezuela, conocida como la Confederación de Tierra Firme”.

El mencionado tratado, firmado en Santa Fe de Bogotá el 28 de mayo de 1811 estableció que habrá amistad, alianza y unión federativa entre los dos Estados, garantizándose mutuamente la integridad de los territorios de sus respectivos Departamentos, auxiliándose mutuamente en los casos de paz y guerra, como miembros de un mismo cuerpo político, y en cuanto pertenezca al interés común de los Estados federados”, detalló.

En el acuerdo también incluía “establecer límites entre los dos Estados y que al menos los departamentos de Cundinamarca, Venezuela, Popayán, Quito y Cartagena accedieran a conformar la Federación”. En todo caso, “la Confederación de la Tierra Firme nunca pudo concretarse, no sólo por la caída de la Primera República venezolana en 1812, sino también por la divergencia de los sistemas adoptados en Caracas y Santa Fe”.

La profesora sacó a relucir “un nuevo plan de unir ambos estados, expresado en una comunicación formal al gobierno de las provincias liberadas en el territorio de la Nueva Granada con la conquista de Caracas, tras la Campaña Admirable, por iniciativa de Simón Bolívar”.

“La mayoría de estas se unieron a los planes confederativos, sin embargo, la situación de guerra en Venezuela y la caída de la Segunda República truncó nuevamente el proceso”, aclaró.

Otro proyecto de unión que mencionó Jiménez fue “la denominada Confederación de las Provincias Litorales, propuesto por Cartagena, que debía extenderse desde el delta del Orinoco hasta Darién, en Centroamérica. Esta surgió con la idea de desarrollar actividades militares defensivas y ofensivas por mar y tierra e incluía a Maracaibo, Coro, Riohacha y Santa Marta. El desarrollo de la guerra en Venezuela impidió su concreción”.

“Hasta que finalmente, cuando la cuenca del Orinoco se convirtió en el periodo 1818-19 en el escenario territorial de guerra, se planteó con más firmeza la consolidación de la unión: en Angostura, en 1819, Bolívar convirtió la convocatoria a la unión en objeto primordial del Congreso”, expuso.

BOLÍVAR Y LA UNIDAD LATINOAMERICANA

La profesora agregó que además de su artículo de 1810 en The Morning Chronicle, Bolívar “también se mostró defensor de la unidad al hablar de la libertad suramericana en su primer discurso en la Sociedad Patriótica en 1811. Pero sus argumentos más precisos los señala en la Carta de Jamaica en 1815, donde formalmente propone la integración”.

“Allí expone su deseo de ‘ver formar en América la más grande nación del mundo”, señaló, aunque “al mismo tiempo expresa su inquietud por la imposibilidad de que, siendo partidario de la república como forma de gobierno, no pueda existir una sola república que englobe tan amplio territorio”.

“Dando muestras de un gran conocimiento de la realidad americana –dice la historiadora– el Libertador pronosticó en ese documento el futuro de las distintas repúblicas en que se dividiría América y piensa en la posibilidad de integrar una sola república, uniendo a Venezuela con la Nueva Granada y la unión en confederación a los Estados centroamericanos”.

Para Bolívar, “la unión era la mejor garantía del triunfo independentista. En la Carta de Jamaica predijo la unificación de los dos países, el nombre de Colombia que adoptaría y como sería su forma de gobierno”, detalló.

“Después de 1815, el desarrollo de la guerra forjó nuevos lazos entre los patriotas venezolanos y neogranadinos. Esos vínculos se fortalecieron a partir de 1817 con la ocupación de Guayana y las comunicaciones seguras entre ellos por los llanos de Apure y Casanare”, prosiguió. Y explicó que esa “asociación de naciones era factible, de acuerdo con el criterio de Bolívar, porque entre los países de América existían una serie de elementos comunes que los identificaban”.

A continuación Jiménez Grazzina detalló que esta vez el proyecto planteado “incluía sentar las bases para la confederación hispanoamericana, concertar pactos de protección y defensa mutuas, observar la doctrina del uti possidetis juris, que se aplicó en cada Estado en los inicios de la Independencia”. También contemplaba “levantar barreras para impedir que se repitiese la colonización que antes desarrollaron naciones europeas en tierras americanas y finalmente, impedir que esas u otras naciones se inmiscuyesen en los asuntos domésticos de las nuevas Repúblicas”.

LA ESPERANZA DE INTEGRACIÓN

En su análisis, la profesora Morela Jiménez encuentra que nada de lo antes dicho impidió que la República de Colombia se convirtiera en una esperanza para el progreso de los países integrantes, unidos en identidad de origen, costumbres, problemas y medio geográfico:

“Se trataba de llegar a la “integración regional” y conformar un gran bloque político que además era el sueño de nuestro Libertador, quien defendía la idea originaria de Francisco de Miranda, sobre la integración como vía para enfrentar las maniobras de las grandes potencias mundiales del momento, Inglaterra principalmente y la posible pero cierta amenaza estadounidense, manifestada por la Doctrina Monroe en 1823”.

Esas circunstancias explican “la preocupación por la consolidación de Colombia y la Convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá”.

A al luz del tiempo, la historiadora sostuvo que “Bolívar no estaba equivocado, pues la unidad de la América Meridional hubiese sido la única fortaleza que hubiera permitido enfrentarse a las potencias que finalmente, y como resultado de su debilidad, la sumieron en una situación de dependencia económica y política”.

“De este modo las naciones, independientes y aisladas con carencia de identidad socio política y de intereses nacionales fueron presa fácil del poder británico y estadounidense quienes socavaron sus bases y lograron, no solo la separación de la República de Colombia, sino impidieron la constitución de la Confederación de naciones promovida por Bolívar”, sentenció.

LA AMENAZA PERSISTE

“El bolivarianismo que resurgió después de la muerte de Bolívar, defendido por los militares de la revolución libertadora, a partir de 1834, enarboló sin éxito la bandera del restablecimiento de la República de Colombia”, refirió la historiadora Morela Jiménez Grazzina. En ese sentido, señaló que “aquellos militares desaparecieron, pero sus descendientes bolivarianos han sobrevivido en espera de un nuevo amanecer, que comenzó a germinar con la Revolución Bolivariana iniciada en 1999”.

Señaló que hoy en día la amenaza imperial no solo se ha mantenido, sino que se encuentra presente: “Esta vez, dirigida por el imperio estadounidense, heredero del británico. La República Bolivariana de Venezuela sufre los embates del poder gringo que está desesperado por mantener su hegemonía dentro del orden mundial”.

“Apoyado por la oligarquía venezolana el imperio no solo lucha por romper la unidad de nuestro territorio sino que enviste furiosamente contra Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Cuba, Nicaragua, Uruguay y Brasil, porque ve un gran peligro en la unidad de Nuestra América, manifestada por la fortaleza de Unasur, Celac, Mercosur, ALBA, Petrocaribe y Banco del Sur”.

La catedrática expresó que América Meridional ha aprendido lecciones y “hoy más que nunca está consciente de que su integración es el único camino al desarrollo con el fin de crear las bases para romper la hegemonía imperial estadounidense y mantener su independencia y soberanía”.

“Las venezolanas y los venezolanos debemos mantener la participación popular, la unidad cívico-militar, la conciencia revolucionaria, repeler las amenazas imperiales, cumplir con lo establecido en el Plan de la Patria, con la Ley de Comunas, acabar con la corrupción, sembrar el patriotismo y seguir impulsando la integración latinoamericana”, exhortó.

Correo del Orinoco

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