Lo que importa no es la fecha sino la voluntad del pueblo

El poder del gran capital sobre el manejo de la información y la comunicación es todavía inigualable, porque es holístico, integral.

Decía la derecha en la campaña, que en Venezuela existía un “desequilibrio” porque según decían, el Gobierno controlaba cinco canales de televisión en nuestro país, además de un circuito radial. Olvidaban mencionar que en Venezuela la televisión satelital o por cable es un hecho que hace mucho dejó ser un lujo para convertirse en un producto de consumo masivo: hoy la gran mayoría del pueblo venezolano, incluyendo a los sectores populares, poseen sistemas de televisión satelital con la transmisión al menos, de unos 40 canales televisivos de todo el planeta.

Apenas hay que sintonizar el televisor en un canal de Colombia, o Estados Unidos para ver la emisión continua de “noticias” distorsionadas sobre la realidad de Venezuela que el gran capital impone al mundo sin que exista un poder comunicacional similar que le contrarreste.

Abra usted su correo electrónico en Yahoo o Hotmail –los principales proveedores de correo a nivel mundial– y verá que nunca faltará una noticia negativa sobre el presidente Chávez, sobre Correa, Evo Morales, Fidel, Ortega o Cristina Kirchner. Es un bombardeo continuo, directo y subliminal que además se apoya en su industria cinematográfica, bastos circuitos radiales y hasta los videojuegos.

Con semejante poder de manipulación y control social en manos del capitalismo, en manos de lo que realmente es una oligarquía planetaria, resulta difícil que gobierno alguno pueda, en algún momento difundir la verdad sobre lo que ocurre en su país, así tenga toda la verdad de su lado.

Pero si difícil es vencer comunicacionalmente a la elite económica y sus operadores políticos serviles en cada uno de nuestros países, mas difícil resulta derrotar a la burguesía en el campo de legalidad toda vez que el sistema legal vigente en nuestros países –incluyendo Venezuela– es en gran medida, la legalidad liberal-burguesa, y todo su modelo jurídico-político.

Muchas veces el Comandante se he referido al “estado burgués” heredado de la Cuarta República, ese monstruo de muchas cabezas que en el caso venezolano lucha por sostenerse en pie. Este modelo de Estado fue ideado a raíz de las revoluciones liberales-burguesas del siglo XVIII, de ahí surgió la idea el Estado con división de poderes como respuesta al entonces hegemónico sistema monárquico característico del modo de producción feudal.

Hasta ese momento histórico el poder político era ejercido por la nobleza, a través del sistema monárquico, pero gracias a la Revolución Industrial la burguesía había emergido como nueva clase económicamente dominante: el escenario estaba servido para que la nueva elite económica desarrollara su propio sistema legal que le permitiera perpetuarse, como clase, de manera permanente con el control de la sociedad.

Bajo la bandera de representar los derechos de todo el pueblo, nuevamente un sector minoritario de la sociedad, ideaba en función de sus intereses, el modelo político que habría de imponer.

Es por eso que nuestros sistemas legales fueron enfáticamente creados para proteger la propiedad, pero en absoluto dirigidos a distribuir la riqueza de manera justa entre todas y todos.

Ellos crearon las reglas y sobre esas reglas hemos jugado y hemos ganado. Ganamos en 1998 cuando por primera vez Hugo Rafael Chávez Frías, un verdadero vocero del pueblo, obtuvo la victoria en una elecciones de la democracia representativa, modelo político emanado del sistema liberal de relaciones jurídicas, ese liberalismo que no ha sido más que la “libertad” de los ricos y poderosos para hacer lo que les ha dado la gana con los pueblos del mundo.

En 2002 vino el golpe de Estado en Venezuela, pero nuestro sistema jurídico-político de corte liberal, decidió que el golpe de Estado fue en realidad un invento del imaginario colectivo. Aquel TSJ decidió que aquí lo que hubo fue un “vacío de poder”, ¡habrase visto mayor insulto a la inteligencia humana!

Con Zelaya en Honduras y apoyada en su poder comunicacional, la burguesía trasnacional impuso su nueva fórmula para controlar ese sistema político que ella misma hubiese creado siglos atrás: ahora los gobiernos ya no son legítimos por ganar las elecciones, ahora son legítimos cuando lo dice la TV propiedad del gran capital trasnacional. De esa forma, el gobierno de Zelaya ya no era “legítimo” pese a contar con el apoyo de la mayoría, tampoco lo era el de Lugo en Paraguay, otro gobierno escogido en elecciones abiertas y democráticas, por eso ambos fueron derrocados. Esa es la formulita que desde hace rato han tratado de aplicar en Venezuela.

Chávez fue electo Presidente en el 98 con la mayoría más amplia de la historia de Venezuela, luego ganó el referéndum para la Constituyente, la cual ganó y obtuvo nuevamente la victoria en 2000 en la relegitimación de todos los poderes… Pero apenas en 2002 ellos lanzaron un golpe de Estado y un paro petrolero patronal, porque según ellos, Chávez ya no tenía “legitimidad”. Todo era un espejismo creado por los medios de comunicación del gran capital.

Después vinieron con el “referéndum revocatorio”, novedoso mecanismo propuesto por Chávez, que marca la transición de la “democracia representativa” –expresión supuestamente “democrática” del liberalismo burgués– hacia el nuevo modelo de la Democracia Participativa que se está construyendo en Venezuela. Activaron el referéndum porque según ellos, ahora sí, el proceso estaba “deslegitimado”, sin apoyo popular: el resultado fue otra paliza a favor de Chávez.

Sin contar victorias en elecciones regionales, luego vino otra victoria electoral contra Manuel Rosales en 2006.

Volvieron en 2012, y nuevamente convencieron a la minoría que los sigue de que ellos ahora sí eran mayoría. También convencieron a buena parte del mundo gracias su red trasnacional de TV. Pero el resultado fue el mismo de siempre y perdieron por 2 millones de votos.

Ahora, nuevamente cargan contra Venezuela con el falaz argumento del supuesto carácter “inamovible” de una simple fecha. Nuevamente nos bombardean de manera sistemática con términos jurídicos y leguleyería rebuscada. Nuevamente dicen actuar para defender a la mayoría, pero ninguno de ellos menciona en sus discursos, ni en sus notas de prensa, que Chávez ganó con amplia mayoría hace apenas tres meses y peor aun: que hace tan sólo semanas recibieron otra superpaliza, con la victoria revolucionaria en 20 estados de 23 que conforman Venezuela.

Estas últimas elecciones revisten especial importancia toda vez que han sido las primeras en 14 años en las que Chávez no participó de forma directa… Lo cual ha demostrado que el chavismo reparte palizas con Chávez en escena y sin Chávez en escena también.

Mas allá de todas las interpretaciones de los “expertos” y “analistas” de la derecha, que buscan confundir a incautos y apuntalar sus planes ante el mundo, la verdad es que aquí en Venezuela, estamos construyendo una Democracia Participativa, y en la Democracia Participativa lo que importa no es una “interpretación”, aquí lo que importa es la voluntad del pueblo, y la voluntad del pueblo es que Chávez sea el Presidente, pero resulta Chávez no es una persona, Chávez es la personificación de un proceso, de manera que el pueblo ha votado por la continuidad de un proceso… y la voluntad del pueblo vale más que la opinión de cuatro tecnócratas.

Ronald Muñoz/Ciudad CCS

Send this to a friend