Kingston, Jamaica. “En consulta”, así se encuentra la estrategia de estabilización del mercado petrolero, construida entre Venezuela y Rusia y acordada por los jefes de Estado de ambas naciones, Nicolás Maduro y Vladimir Putin el pasado 3 de septiembre, durante un encuentro de trabajo en Beijing.
Luego de la reunión entre ambos líderes el presidente Maduro viajó a Catar, para conversar con el emir Tammid Bin Hamad al Zani, en su condición de presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), a quien le presentó la iniciativa, que incluye además un encuentro entre los países miembros de la OPEP y los productores de hidrocarburos no asociados al organismo.
“Ahora está en pleno desarrollo la consulta con los miembros de la OPEP y esperemos que esta propuesta sea aceptada y pronto estemos convocando a la cumbre de los países OPEP y los productores no OPEP, y allí se establezcan las nuevas reglas de funcionamiento del mercado y de la fijación de los precios. Es un ganar-ganar: ganan los países OPEP, los productores no OPEP, los consumidores del mundo —por la estabilidad de precios— y los inversionistas, afectados por los precios bajos”.
Aun cuando siempre ha sido contrario a la técnica de la fracturación hidráulica para obtener el llamado petróleo de esquistos, utilizada por Estados Unidos, el presidente Maduro comentó: “La única forma de que EE. UU. mantenga su producción petrolera es aceptando la propuesta de los países OPEP (… ) de precios justos, que mantengan inversiones, y del funcionamiento económico mundial”.
Al respecto acotó que las exigencias energéticas se aceleran y las inversiones, por tanto, deben tener un piso y un techo, y el barril de petróleo a 40 o 50 dólares es insuficiente para las inversiones.
Estas declaraciones las ofreció desde el Centro Cultural Simón Bolívar, en Kingston, Jamaica, inaugurado este domingo a propósito de conmemorarse el bicentenario de la Carta de Jamaica.
Por Marynés Ladera
