Tiahuanaco, Estado Plurinacional de Bolivia.- Desde la ciudad sagrada Tiahuanaco, en su discurso a los pueblos originarios del mundo, que ofreció el presidente Evo Morales, durante la ceremonia de investidura indígena, aseguró que los pueblos originarios del mundo «tenemos la obligación de defender la vida y al Planeta (a la Madre Tierra), y debemos acabar con el capitalismo e imperialismo».
Agradeció a todos los movimientos sociales y pueblos indígenas, que llegaron desde diversas partes del mundo para «ser partícipes de esta jornada histórica, en este lugar sagrado. Ha llegado el momento de nuestra reafirmación histórica de nuestra identidad, de retornar a nuestro equilibrio, a las políticas de igualdad».
Resaltó que en Bolivia, en los próximos cinco años, se debe consolidar la Revolución en diversas áreas: educación, salud, deporte, industrialización, producción, siempre manteniendo como prioridad el respeto a la Madre Tierra.
Estamos en el tiempo de un gran parto de esperanza, unidad, armonía, felicidad, nuestra filosofía de vida. Hemos resistido 500 años de colonialismo, de quienes nos dijeron que teníamos que civilizarnos, modernizarnos, con el objetivo de hacer desaparecer nuestras raíces, nuestra identidad.
Destacó el rol histórico que cumplieron los héroes que dieron su vida en la lucha de resistencia: «Tenemos 500 años de lucha, hoy aquí estamos en presencia de un parto de esperanza y armonía. Aquí estamos para gobernar nosotros mismos. Somos millones en el mundo, ahora somos millones en Bolivia».
El presidente Evo Morales reflexionó sobre el cuidado del medio ambiente: «Nuestro mundo ya no soporta tanto “sobre desarrollo” en nombre de la modernidad imperialista. Debemos parar esta carrera de destrucción en nombre de la modernidad. No hay un mundo, ni dos, ni tres, ni cuatro. Hay un solo mundo y todos somos responsables, no es cuestión de razas ni de colores lo que acaba con la vida, sino el agua contaminada, el aire contaminado. Es la hora de retornar al equilibrio, a la igualdad, al respeto, a la paz».
Por: Marvyn Bolívar.
