Muchas de las paredes de Caracas, ciudad que el próximo 25 de julio arriba a sus 447 años de fundada, se convirtieron en lienzos para los artistas urbanos quienes con sus murales despiertan la conciencia del ciudadano respecto a su identidad cultural e historia patria.
«El mural es el fusil del artista para llegar a la comunidad, es la forma de decir las cosas que están sucediendo en tu entorno, en tu realidad. El arte es representativo de la época que vivimos y la que estamos viviendo», destacó en entrevista con la Agencia Venezolana de Noticias, José Gelder, artista de la parroquia 23 de Enero.
Gelder resalta que el artista tiene la responsabilidad «de defender a su tierra con el arte porque se hace para el pueblo, para concientizarlo».
Por su parte, Víctor Rodríguez, conocido en el ámbito del arte urbano como «Forastero LPA», señaló que el mural siempre debe transmitir un mensaje.»Es importante lo que se comunica con el mural, por eso, además de lo contemplativo como las formas y los colores, el mural debe tener un contenido social, cultural, tiene que comunicar algo y así pasa a ser del pueblo».
Por ello, explicó , «hay que hacer un trabajo con el que la gente se sienta identificada, de lo contrario no tiene sentido. El mural debe tener la identidad de donde uno lo está haciendo porque es para informar, es para culturizar».
A través del mural, recalcó, «podemos reconocernos a nosotros mismos, reconocer nuestra historia y nuestros pueblos originarios. Nos ayuda a tener identidad porque a nosotros nos habían dominado era por la falta de identidad. Por eso tienes que transformar la conciencia y este es nuestro aporte».
En este sentido, Argenis Martínez, artista que forma parte del colectivo Suroeste Unido, proveniente de la parroquia El Valle, definió a Caracas como el lugar en el que el muralista refleja su trabajo y del que salen ideas para él. «Son tantas cosas que puedes sacar de la cotidianidad y del pasado. Caracas es una realidad que estamos concientizando y es el lugar donde trabajamos».
Del graffiti al mural
El mural como un medio para despertar la consciencia ciudadana no era una expresión artística común en las paredes de Caracas, sin embargo hoy tiene una mayor presencia en la capital, donde comparte espacios con el graffiti, que aunque atiende propósitos distintos a los del mural, inicialmente caracterizó el trabajo de muchos muralistas capitalinos, quienes luego comenzaron a trabajar en composiciones elaboradas.
En 1968, el graffiti fue practicado en Francia como un medio de protesta social, sin embargo en Venezuela y en otras partes del mundo, como Nueva York (USA), donde en 1960 comenzó a manifestarse este arte, terminó siendo utilizado para bombardear los espacios públicos con el nombre o AKA (apodo) de quien lo pintaba, práctica que permanece actualmente. «Es una moda, una elevación del ego que lleva un mensaje muy individualista», señaló Rodríguez.
Considera que en Venezuela el mural se desarrolló teniendo como esencia el sentido conceptual del graffiti y además planteó un mensaje más elaborado como resultado del impulso a la cultura que se dio a partir de la llegada de la Revolución, la cual llevó a los jóvenes a conceptualizar el arte que practicaban.
«Se venía viviendo un proceso de Revolución, despertar mentes dormidas, esto llevó a valorar tus raíces, lo propio, a denunciar lo que de afuera por tanto tiempo nos habían impuesto, a pensar y reflexionar. Cuando el comandante en 2005 lanzó la Misión Cultura, nosotros como muralistas vimos lo importante de mantener y fortalecer lo propio en lo social, político y cultural. Nos dimos cuenta que teníamos una responsabilidad», manifestó.
«El cambio del graffiti al mural fue muy importante porque el contenido se le ha dado con el contexto político y social que tenemos ahora», enfatizó.
Al respecto, Ortiz destacó que el artista fue creciendo artísticamente e incorporó en sus trabajos «elementos como el rostro de Chávez, el ambiente, indígenas, pintura contra las drogas, murales de los próceres independentistas. Trabajos más concientizadores».
Regalos para Caracas
Como un regalo por su aniversario, Gelder pintaría para la ciudad una máquina salvando al Waraira Repano. «Esa máquina representaría la humanidad salvando a la naturaleza».
Para la ciudad, Rodríguez, dibujaría en la Plaza Bolívar un episodio de la lucha indígena durante el proceso independentista.
De Caracas, dijo Ortíz, «pintaríamos al caraqueño alegre, plasmaríamos mucho compartir, mucho trabajo, esfuerzo. Siempre tratamos de recoger lo bueno, lo que fuimos y lo que somos día a día porque es de lo que estamos hechos».
Para el artista el ideal de la ciudad es que la mayoría de sus paredes «sean recuperadas, en vez de pintar una fachada totalmente en blanco que la pared tenga un mensaje. Ese sería el punto en que la gente, el artista y su ciudad estén compenetrados».
AVN
